La árbitra Katia Itzel García denunció amenazas e insultos en redes sociales. Especialistas advierten que el caso exhibe la persistencia de la violencia de género en el futbol nacional.
El futbol mexicano enfrenta un llamado de atención a unos meses del Mundial 2026. La árbitra Katia Itzel García, Premio Nacional del Deporte y primera mujer en dirigir un partido de liguilla de la Liga MX varonil, denunció haber sido víctima de insultos y amenazas de muerte a través de redes sociales.
Las agresiones contra la silbante comenzaron a hacerse públicas desde agosto, previo al partido de la Leagues Cup entre Monterrey y Cincinnati. Aunque en ese momento recibió respaldo de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) y de la Concacaf, los ataques continuaron en plataformas digitales.
En noviembre, cuando la Liga MX anunció su designación histórica para el duelo de liguilla entre Toluca y Juárez, García volvió a exhibir mensajes intimidantes y misóginos, coincidiendo con el Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer.
Para la especialista en género y deporte Claudia Pedraza, el caso representa una alerta temprana para el futbol mexicano y sus autoridades.
“Es un termómetro de la situación que viven las mujeres en el balompié nacional y una oportunidad para atender esta problemática antes del Mundial 2026”, señaló la doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM.
Katia Itzel García se ha consolidado como una de las figuras del relevo generacional en el arbitraje mexicano. Su trayectoria la coloca como posible candidata para participar en la Copa del Mundo de 2026, tras seguir el camino abierto por Virginia Tovar, quien en 2004 se convirtió en la primera mujer en dirigir en la Primera División varonil.
Pedraza subrayó que, si bien la crítica al desempeño arbitral forma parte del entorno deportivo, las agresiones recibidas por la silbante exceden ese ámbito. “Se trata de violencia de género que la coloca en una situación de vulnerabilidad y que requiere una respuesta institucional más firme”, apuntó.
El caso de Katia Itzel se suma a un contexto en el que el futbol mexicano presume avances en inclusión y profesionalización, pero enfrenta pendientes en materia de seguridad y protección para las mujeres dentro y fuera de la cancha.
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