Celebremos la criminal criminalidad

Hace unos días tuvimos el beneplácito de celebrar el 70 aniversario “de un líder que ha hecho de la libertad, la innovación y la prosperidad incluyente su misión de vida”. Un líder que nos recuerda “que los grandes cambios comienzan con una gran idea y con la convicción de hacerlos realidad”. Un hombre cuyas cualidades, si las tuviéramos los mexicanos, nos harían “el mejor país del planeta” y no “un país tercermundista”. El único, junto a Lilly “megáfono” Téllez, “personaje que representa una oposición real en México”. Está de más decirlo, pero de lo diré, hablo de Ricardo Salinas Pliego, ejemplar ejemplo de un hombre que se ha forjado a sí mismo gracias a la acumulación originaria heredada, la evasión fiscal y el tráfico de influencias, que ha demostrado que para el poder económico nada es imposible.

Desde luego que para aplaudir al tío Richie, hace falta entender por libertad la violación impune de la ley, por innovación la falta de escrúpulos, y por prosperidad incluyente la explotación de las necesidades ajenas.

Entender como loable el cinismo vulgar y la falta de ética, pero no hay mejor estampa de nuestros tiempos que la estampa de Salinas Pliego exhibiendo prepotentemente su criminalidad. Si alguien encumbra los valores más bajos del libre mercado, con sus paradojas, contradicciones y hermosas falsedades, es él. Él y sus adeudos fiscales que, según diversas fuentes, superan los 63 mil millones de pesos. Él, que dejó de pagar impuestos entre 2006 y 2014 por las operaciones de Elektra. Él, a quien se le han impuesto fianzas, como la de 25 millones de dólares en Nueva York, para evitar sanciones judiciales.​

No faltarán quienes, golpeando su golpeado pecho digan que Salinas Pliego representa lo peor de nuestra siempre sacrificada clase empresarial. No pienso debatir con quienes no aprecian el valor y esfuerzo de representar el liberalismo más extremo y antisocial, “la tiranía del más fuerte sin obligaciones con los demás”, como señaló Sabina Berman. La tiranía del más fuerte es lo que se necesita para realizar los grandes cambios que comienzan con una gran idea, una gran evasión fiscal y un gran individualismo elitista.

Entrados en gastos

Nadie representa mejor la oposición a la cuarta transformación, que fracasó en su intento de separar al poder político del económico, y la supremacía del poder económico sobre el poder político, que Ricardo Salinas Pliego. Su liderazgo polarizante y totalitario, su promoción de una cultura organizacional con escaso margen para la disidencia, así como su desdén hacia las instituciones públicas y regulaciones gubernamentales, a las que se refiere con insultos o sarcasmo, son el antídoto perfecto que recordará a los mexicanos que más peligroso que soltar al tigre, es atentar, así sea verbalmente, en contra de los privilegios de la clase privilegiada. 

  • Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es Historia mínima del desempleo.

Comments

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *