¿CDMX en ruta?

La ciudad capital de nuestro país, la centenaria Ciudad de México, está hoy día mejor calificada que la eficiente Tokio, que la milenaria Roma, que París, que todas y cada una de las ciudades de Estados Unidos, excepto Nueva York, que São Paulo y Ámsterdam, que Dubai, Beijing, Montreal, Barcelona… A principios de año, el consorcio inglés Time Out dio a conocer su ranking de las mejores ciudades del mundo —Time Out, fundada en Londres en 1968, se dedica a evaluar y promover a las mejores ciudades del orbe, ámbito en el que se mantiene como líder internacional—. Para ello, encuestaron a miles de personas radicadas en cientos de urbes de los cinco continentes, considerando factores como la asequibilidad de la comida y las opciones de ocio, transporte y seguridad, su oferta cultural, zonas verdes, y, muy importante, el estado de ánimo de los residentes. Además de la opinión de la población local acerca de la calidad de vida, se tomó en cuenta el atractivo global de cada ciudad, se averiguó a qué ciudad le gustaría a la gente mudarse a vivir y se consultó a expertos viajeros para conocer los destinos más atractivos para visitar. A su listado final lo llamaron The 50 best cities in the world in 2024…  —por cierto, de nuestro país no aparece ni Guadalajara ni Monterrey ni Puebla…, bueno, ninguna otra ciudad—. La Ciudad de México quedó listada como la sexta mejor ciudad del mundo, solamente superada por Nueva York, Ciudad del Cabo, Berlín, Londres y Madrid.

Ahora, ¿qué consideraron los señores de Time Out? Bueno, quizá pueda sonar muy superficial, pero recordemos que fundamentalmente es un medio dirigido a personas de todo el orbe que quieren hacer turismo internacional. Traduzco parte de su texto:

Con un museo en cada esquina, no es sorpresa que la Ciudad de México haya sido nombrada la mejor ciudad del mundo para la cultura en 2023. Y en 2024 hay mucho más por descubrir, con emocionantes espacios de arte emergente como Laguna, nuevas galerías como Naranjo y exposiciones internacionales muy esperadas como la de Damien Hirst en el Museo Jumex. La CDMX también está a la vanguardia de una revolución gastronómica vibrante, como el cultivo de hongos en Tencui, el café japonés en Panya y la mejor carne ahumada en Ahumados Pelican. Las dark kitchens de Roma te sorprenderán, la oferta artística de San Miguel Chapultepec te cautivará, el desayuno en la Condesa será delicioso y una tarde en Coyoacán será inolvidable. Prepárate para enamorarte aún más de nuestros barrios, nuestra comida y nuestra calidez cuando visites la CDMX este año. Visita ahora porque en verano la Cineteca Nacional abrirá una nueva sede en el Bosque de Chapultepec, con ocho salas y un foro al aire libre.

Pero créanme que todo lo anterior es lo de menos… Lo importante aparece al final del apartado dedicado a la CDMX y está titulado como “Las cifras clave”: La Ciudad de México obtuvo una alta calificación por su habitabilidad general. El 100% de sus residentes la consideran hermosa, el 96% declaran que son felices viviendo allí y el 94% afirman que es fácil hacer amigos”. Mi familia es capitalina, yo soy chilango ya de segunda generación —abuelos maternos de Durango y Tamaulipas, y paternos de Michoacán—, y la mayor parte de mi vida he radicado aquí; me muevo en transporte público y bicicleta —ecobici—, y por motivos laborales desde hace varios años estoy obligado a conocer a fondo la dimensión territorial de la entidad…, y con esos antecedentes puedo decir que estoy totalmente de acuerdo con la mayoría de mis paisanos: la Ciudad de México es hermosa, se vive feliz y es muy fácil hacerse de cuates y cuatas aquí.

¿Y por qué será? Permítanme una hipótesis sociológica: en buena medida la respuesta se encuentra en que los habitantes de la Ciudad de México son solidarios y en general andan por la vida arropados con importantes valores sociales y comunitarios, cuestión que, casi necesariamente, nos hace cargarnos ideológicamente hacia la izquierda, hecho que ha tenido, por fortuna, una expresión política con resultados electorales concretos al menos desde 1997, año en el que por vez primera pudimos votar por quienes nos gobiernan. Me encantaría poder escribir que la izquierda gobierna la capital de México desde hace casi 27 años, pero si consideramos el feo viraje a la derecha de Mancera —desde mi punto de vista una traición no sólo ideológica sino política en el más amplio sentido del término—, debe anotarse que la CDMX se recuperó en 2018. Y la recuperación ha sido indiscutible…

Hace unos días, la próxima presidenta de este país, la doctora Claudia Sheinbaum, hasta hace unos meses jefa de gobierno de la Ciudad, compartió una buena noticia: la CDMX ha sido distinguida con el Lee Kuan Yew World City Prize (Premio mundial de las ciudades Lee Kuan Yew), un galardón internacional bienal que distingue a las contribuciones sobresalientes para la consolidación de comunidades urbanas vibrantes, habitables y sostenibles en todo el mundo:

La Ciudad de México ha sido galardonada con el Premio 2024 por su destacado compromiso en mejorar la vida de sus ciudadanos a través de iniciativas urbanas innovadoras y sostenibles, especialmente para los menos privilegiados.

El Premio internacional está coorganizado por la Autoridad de Reurbanización Urbana de Singapur y el Centro para Ciudades Habitables de Singapur, y me parece que entendieron muy bien el ideal que rige las políticas públicas impulsadas durante los últimos años: por el bien de todos, primero los pobres.

Así que preguntarse qué sigue y cuál es la ruta sería pura retórica. La ruta es Clara y es a la izquierda. Si bien tiene razón el presidente López Obrador cuando señala que parte de la chilanga banda se ha derechizado, en buena medida intoxicado a la derecha, también es cierto que somos mayoría: 63% apoya la gestión del primer gobierno federal de Morena. Y no sólo, estoy totalmente convencido de que el 37% restante no puede estar conformado por una mayoría de suicidas, criminales y tontos. Porque a estas alturas ya ha quedado escandalosamente evidenciado: votar por la derecha hoy en México requeriría mucho más que amlofobia.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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