Por Nathael Pérez
José Antonio Kast está estrechamente vinculada a la ultraderecha internacional y a una defensa persistente del legado de Augusto Pinochet. Su discurso, alianzas y declaraciones han generado fuertes polémicas, especialmente por relativizar violaciones a derechos humanos, reivindicar la dictadura chilena y alinearse con movimientos reaccionarios.
Kast y la reivindicación del pinochetismo
Desde el inicio de su carrera pública, José Antonio Kast ha defendido abiertamente a Augusto Pinochet, marcando una diferencia clara incluso con sectores tradicionales de la derecha chilena que, a diferencia, han optado por tomar distancia del dictador.
Kast ha afirmado en diversas ocasiones que Pinochet “salvó a Chile del comunismo”, y ha minimizado el carácter represivo de la dictadura que gobernó el país entre 1973 y 1990. En entrevistas y debates presidenciales, ha evitado condenar las ejecuciones, torturas y desapariciones forzadas, además de cuestionar informes oficiales sobre violaciones a derechos humanos.
Una de sus declaraciones más controvertidas fue asegurar que no existieron violaciones sistemáticas a los derechos humanos, frase que provocó un amplio rechazo social y político, especialmente entre familiares de víctimas de la dictadura.
Además, Kast ha defendido el modelo institucional heredado del régimen militar, incluyendo la Constitución de 1980 y el rol de las fuerzas armadas como garantes del “orden”, una visión directamente pinochetista.

Vínculos ideológicos con la ultraderecha internacional
El proyecto político de Kast pertenece a una red transnacional de ultraderecha, con vínculos ideológicos y políticos con figuras y movimientos que comparten un discurso antiglobalista, ultraconservador y autoritario.
Ha expresado afinidad con Jair Bolsonaro, ex presidente de Brasil, celebrando su enfoque de “mano dura” y su discurso contra el feminismo y los derechos LGBT+. También mantiene cercanía con Vox, partido español de ultraderecha, cuyos dirigentes han participado en encuentros organizados por el Partido Republicano en Chile.
En América Latina, Kast ha sido un actor activo del Foro de Madrid, espacio impulsado por Vox que agrupa a líderes de ultraderecha bajo la bandera de combatir al “socialismo” en la región. Esta plataforma ha sido criticada por promover narrativas que justifican regímenes autoritarios y desacreditan organismos de derechos humanos.
En EUA, su discurso ha sido comparado con el de Donald Trump: negación del cambio climático, criminalización de la migración, ataques a la prensa crítica y desconfianza hacia organismos multilaterales.

Antiderechos humanos y discursos de odio
Las polémicas de Kast no se limitan a declaraciones históricas, ya que durante la campaña presidencial de 2021, propuso cerrar el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), institución creada para documentar abusos estatales, lo que fue interpretado como un intento de desmantelar la memoria histórica del país.
También ha respaldado el uso extendido del estado de excepción, incluso como política permanente en ciertas zonas, y ha defendido la militarización del sur de Chile, restando importancia a denuncias de abusos cometidos por fuerzas de seguridad.
En el plano social, Kast ha sido señalado por promover discursos que estigmatizan a minorías, especialmente migrantes, comunidades LGBT+ y movimientos feministas, utilizando un lenguaje que normaliza la exclusión bajo la idea de “orden y valores tradicionales”.
Un liderazgo construido desde la confrontación
Lejos de moderar su postura, Kast ha capitalizado la polarización, pues su estrategia consiste en presentarse como un “defensor del orden” frente a un supuesto avance del “marxismo cultural”, un marco narrativo típico de la ultraderecha global.
Esta postura le ha permitido consolidar una base electoral fiel, pero también lo ha convertido en una de las figuras más rechazadas por organizaciones de derechos humanos, académicos y amplios sectores de la sociedad chilena.













