Categoría: Patricia Gordillo

  • Cuando volar se vuelve un acto de soberanía

    Cuando volar se vuelve un acto de soberanía

    Vaya, vaya, y así, mientras Kevin Duffy acusa que México “canceló y congeló ilegalmente vuelos de transportistas estadounidenses durante tres años sin consecuencias”, resulta que hoy Estados Unidos decide cancelar todos los vuelos de aerolíneas mexicanas desde el AIFA y revocar 13 rutas actuales o planeadas. Qué conveniente coincidencia, ¿no?

    Desde 2015, México y EE.UU. tienen un acuerdo bilateral de transporte aéreo que liberaliza las rutas y permite que aerolíneas de ambos países vuelen libremente entre ciudades sin restricciones de número de aerolíneas ni de frecuencia, y aquí viene lo importante, el mismo acuerdo reconoce el derecho soberano de cada país de regular su espacio aéreo, su seguridad y su infraestructura.

    Esto está protegido por la Convención de Chicago de 1944 (artículos 1, 6 y 68): “Todo Estado tiene soberanía completa y exclusiva sobre el espacio aéreo sobre su territorio”.

    Es decir, México tiene derecho a decidir cómo, cuándo y desde dónde operan las aerolíneas en su territorio, siempre que no discrimine por nacionalidad.

    Durante tres años, México intentó por razones de seguridad y saturación reorganizar el espacio aéreo en el AICM, y buscó equilibrar el tráfico con una lógica soberana, si el aeropuerto capitalino está al borde del colapso, hay que distribuir vuelos al AIFA, pero no faltó quien lo leyera como un atentado contra el “libre mercado”, esa palabra mágica que justifica cualquier imposición cuando la dicta Washington, y ahora, Estados Unidos responde con una maniobra que huele a represalia diplomática con disfraz técnico.

    Lo que les molesta no es la logística, sino que el AIFA no es solo una terminal aérea, es una declaración de independencia económica, un recordatorio de que no todo gira alrededor de los intereses de las corporaciones extranjeras.

    Las medidas del gobierno mexicano fueron legales y soberanas, aunque diplomáticamente incómodas.

    El Acuerdo de Cielos Abiertos no contempla sanciones por decisiones internas de infraestructura ni por reubicación de operaciones, está represalia, es una medida política y de presión comercial, no una acción amparada por el acuerdo bilateral.

    Que quede claro, México no quebrantó tratados, ni normas, solo tuvo el atrevimiento de ordenar su casa y usar sus aeropuertos como mejor le conviene, lo que está en juego no es un vuelo, ni una ruta, es la soberanía, la capacidad de decidir sin pedir permiso. Por más ruido que haga el abusivo del norte, y aunque los mexicanos vende patrias festejen, habemos millones de mexicanos y mexicanas que agradecemos que hoy el país ya no está en sus manos. Que les quede claro que aquí no manda el viento extranjero.

    Les mando un abrazo fraterno.

  • Tuvieron que quitar el FONDEN para que, por fin, la ayuda llegara

    Tuvieron que quitar el FONDEN para que, por fin, la ayuda llegara

    Durante años, el FONDEN fue la caja chica de la desgracia nacional. Cada huracán, cada temblor, cada deslave, cada inundación, traía dolor y enriquecimiento ilícito.

    Detrás del espectáculo mediático, el FONDEN se volvió la caja chica del dolor ajeno, obras que nunca se hicieron, contratos inflados, constructoras “amigas”, facturas duplicadas, empresas fantasma, todo con el sello de la “ayuda federal”. Más que Fondo de Desastres Naturales, era el Fondo de Desfalcos Nacionales.

    AMLO argumentó que el FONDEN se había convertido en un mecanismo de desvío de recursos, manejado con total discrecionalidad por gobiernos anteriores. Auditorías de la ASF detectaron miles de millones de pesos, sin comprobar.

    Ahí estaban los gobiernos de antes, posando entre ruinas con sonrisa de campaña. Felipe Calderón, por ejemplo, aparecía en cada desastre enfundado en chamarra militar, entregando cobijas como si con eso bastara para tapar los desvíos millonarios, y Enrique Peña Nieto, en un arranque de “empatía”, llegó a decirle a los damnificados que hicieran tandas para reconstruir sus casas. Así de solidario el muchacho.

    Pero un día, se acabó la farsa gracias al gobierno de AMLO, el FONDEN fue eliminado y los intermediarios perdieron su mina. Hoy los recursos se entregan de manera directa, sin fideicomisos, sin “mochadas” y sin foto presidencial. Tras el huracán Otis, por ejemplo, el dinero fue directo a las familias, a los comercios, a las escuelas, no a los bolsillos de contratistas de “confianza”.

    Por supuesto, algunos añoran el viejo sistema, no porque fuera mejor, sino porque ya no hay tajada. Pobres… perdieron la costumbre de lucrar con la tragedia.

    Y es que cuando la corrupción era la regla, eliminarla parecía un desastre. Hoy, que el dinero llega a su destino, eso aunque les duela es el verdadero cambio.

    Porque el país que alguna vez lucró con la tragedia, empieza por fin a reconstruirse desde su dignidad. Se han cerrado las grietas morales que dejaron años de corrupción y simulación.

    Nuestra presidenta Claudia Sheinbaum está mostrando que gobernar y apoyar en estos momentos de crisis, y sin Fonden, es estar presente no en el discurso, sino en la acción.

    Les mando un abrazo fraterno

  • Conciencia en movimiento

    Conciencia en movimiento

    El mar no perdona el silencio, frente a sus aguas no hay diplomacia que disimule la cobardía de un mundo que observa cómo el pueblo palestino es despojado, cercado y bombardeado sin cesar. La Global Sumud Flotilla no es una caravana náutica cualquiera, es la encarnación de la dignidad humana en movimiento, una bofetada contra la indiferencia global y una denuncia flotante de que la humanidad está fallando.

    Lo que representan esas embarcaciones es mucho más que solidaridad, es el recordatorio de que la vida palestina importa, aunque se pretenda borrar de los mapas y de la memoria colectiva, cada persona que esta en esa flotilla, sabe que se expone, que desafía un poder brutal y que puede ser silenciada. Y aun así lo hace. ¿Por qué? Porque en un mundo anestesiado por la propaganda, alguien tiene que gritar.

    Lo incómodo de la flotilla es que no admite neutralidades, está valentía nos obliga a mirarnos en el espejo y preguntarnos: ¿somos cómplices con nuestro silencio? ¿Hasta dónde llega la obediencia ciega a los relatos oficiales que justifican lo injustificable? La Flotilla destapa la hipocresía internacional, gobiernos que se llenan la boca de derechos humanos mientras permiten que Gaza se ahogue en sangre, bloqueo.

    Estos barcos no llevan armas, llevan verdad, no cargan misiles, cargan conciencia y por eso resultan tan peligrosos para quienes sostienen un sistema de opresión que solo sobrevive si nadie lo desafía, la flotilla no es un acto romántico, es resistencia pura, es la humanidad recordándose a sí misma que no todo está perdido mientras haya quienes decidan actuar. El día que el mundo despierte del letargo y mire atrás, habrá vergüenza, si vergüenza en los gobiernos y en la sociedad por haber tolerado tanto horror, vergüenza de haber creído que la neutralidad era posible frente al exterminio y también habrá gratitud hacia esos hombres y mujeres que se atrevieron a navegar contra la impunidad, que eligieron el lado correcto de la historia cuando casi todos elegían callar.

    Este movimiento no solo cruza mares, despierta conciencias, y ahí está su verdadera victoria, obligarnos a decidir qué tipo de humanidad queremos ser.

    Y aquí, desde México, no podemos cerrar los ojos ni quedarnos callados, por eso, un enorme gracias a los mexicanos valientes que hoy forman parte de esta flotilla, Arlín Medrano, Carlos Pérez Osorio, Sol González Eguia, Ernesto Ledesma, Laura Alejandra Vélez, Miriam Moreno, Diego Vázquez.

    Su presencia en esas aguas es también un espejo para nuestro país, nos recuerdan que la dignidad no tiene fronteras, que la justicia es universal y que el silencio nunca debe ser una opción. ¿Qué deben hacer los países y por supuesto México para defender a sus ciudadanos secuestrados por Israel en aguas internacionales y poner un alto al genocidio? La respuesta es clara, dejar de guardar silencio, no basta con tibias notas diplomáticas ni con “preocupaciones” expresadas en comunicados, se necesita romper relaciones, llevar el caso a tribunales internacionales, imponer sanciones y exigir la rendición de cuentas.

    Les mando un abrazo fraterno

  • ¡La independencia tiene voz de mujer!

    ¡La independencia tiene voz de mujer!

    El pasado 15 de septiembre, México no solo celebró su soberanía, el mundo fue testigo de un hecho histórico. Por primera vez en más de dos siglos, una mujer encabezó el Grito de Independencia. Claudia Sheinbaum apareció en el balcón de Palacio Nacional con la fuerza simbólica de todas las mexicanas, y lo que resonó en el Zócalo, también tuvo eco en el extranjero.

    Las agencias internacionales lo describieron como un momento inédito, cargado de esperanza y modernidad. No era tan solo la ceremonia cívica de cada año, era la confirmación de que México camina con paso firme hacia la igualdad. En París se habló de la “revolución simbólica” de este grito, en Nueva York, de la “potencia latinoamericana que se abre al siglo XXI con una narrativa diferente”. En Madrid, los titulares recordaban que, después de más de 200 años de voces masculinas, fue una mujer quien reclamó la Independencia en nombre de todos.

    Lo global se unió a lo local, muchísimas mexicanas en el extranjero vieron en Sheinbaum un espejo, una inspiración, una manera de decir “sí se puede” también en otras latitudes. Fue un grito profundamente humano, hablar de justicia, libertad e igualdad hoy trasciende fronteras.

    México, con Claudia Sheinbaum, no solo reafirmó su independencia, también mostró al mundo que la historia puede transformarse con dignidad, sin estridencias, pero con la fuerza imparable de una mujer que sabe que no camina sola, vamos todas, y en ese “todas”, cabe un país entero que aprendió que el futuro también tiene voz de mujer.
    Les mando un abrazo fraterno