Categoría: José García Sánchez

  • Líderes de opinión o voceros

    Líderes de opinión o voceros

    Lo líderes de opinión obedecía a un orden y a una orden. La opinión pública es el antecedente de la marea rosa, se expresaba de acuerdo a los intereses de una oligarquía en el poder.

    Los medios cuando gozaban de credibilidad repitieron tantas veces sobre la opinión pública y los líderes de opinión que los mexicanos terminaron por creer que existía.

    Los líderes de opinión se vistieron de valores sumamente artificiales, crearon una ideología de la clase media que aún ahora la padecemos en algunos segmentos de la sociedad mexicana. Esos valores eran necesarios para que cada noche fueran invitados a los hogares mexicanos, hogares no casas, lo cual nos remite a esa misma forma de pensar convencional simplista, rutinaria y previsible que perdura a pesar del tiempo. Sin esos valores abstractos, volátiles, no hubieran podido influir en la sociedad.

    Los mensajes de los medios, en lugar de dirigirse al pueblo, palabra proscrita por esa misma oligarquía o a los mexicanos, en momentos de entreguismo y sumisión a los Estados unidos se destinaba a “La Opinión Pública”.

    La opinión pública, fue un intento por uniformar criterios y disciplinar posturas políticas alrededor del partido en el poder, que por lo regular fue el PRI, el cual también defendía, desde el poder, los intereses de los panistas y los grupos fácticos desde el clero que trató de combatirse en la guerra de Reforma hasta los extranjeros que se intentó expulsar desde la guerra de Independencia.

    La opinión pública representaba a los manipulados y los líderes a los manipuladores, que ahora tienen su referente en lo que se llama influencers, siempre con un nombre más allá de la realidad que engrandece una actividad cotidiana muy donde la influencia en la sociedad es cada vez menor.

    Eran el medio a través del cual gobernantes engañaban al pueblo, es decir a los gobernados. Los gobernantes no representaban al pueblo, lo utilizaban, fusionaban su individualidad y su conciencia en un mote que designa un ente amorfo llamado opinión pública, mientras los líderes de opinión eran los títeres de los funcionarios públicos desde el Presidente hasta el jefe de departamento. Los primeros daban línea, los otros filtraban información a los medios por dinero, venganza, intereses o placer.

    Los líderes de opinión no sólo tergiversaban la realidad sino que inventaban una paralela. El 3 de octubre de 1968, incluso, quienes vivieron la matanza de Tlatelolco dudaban de que hubiera sucedido ante el silencio de los medios y la conversión del corrupto Jacobo Zabludovsky en encargado del clima de la Ciudad de México, al decir que había sido un día soleado cuando en realidad estaba manchado de sangre.

    Los líderes de opinión no inducían a la reflexión sobre la realidad sino en inducción del voto. No mostraban opciones políticas o partidistas porque en realidad, no existían, imponían a consolidaban una vertiente con variables donde ninguno de los miembros de la oligarquía salía perdiendo.

    La desinformación tenía, en la opinión pública y en los líderes de opinión, los límites de la participación política de la sociedad. Las restricciones eran fijadas desde los medios a través de sus líderes, en momentos en los que la opinión pública obedecía, era moldeable, a pesar de la irracionalidad de los contenidos.

    Se crearon mitos para apuntalar un régimen que nació vulnerable, porque se reinventó para que todo siguiera igual a pesar de la revolución, donde murieron un millón de mexicanos para nada; sin embargo, con ingredientes como la opinión pública, los líderes de opinión, los intelectuales orgánicos, la cultura de la zanahoria delante del pueblo para que avanzara pero sin alcanzarla, se fortaleció. Es decir, el gobierno en México tuvo apoyo social a base de las mentiras que los medios difundían todos los días, por eso obtenían un subsidio permanentemente, al igual que el campo, la educación o la salud.

    El poder de la política tomó la forma de noticia. Pocos lo advirtieron hasta que sus propios excesos descubrieron la verdadera cara de los medios convencionales y de los farsantes líderes de opinión, que no eran más que escribanos asueldo que preservaban el orden establecido.

    El poder de los líderes de oposición radicaba en su íntima relación con los funcionarios públicos, con los que desayunaban, comían, cenaban y hasta vacacionaban juntos para que tuvieran bien aprendido el guion que debían difundir.

    Las herramientas cambiaron pero las intenciones por sostener el poder desde los medios actuales, se mantiene, de tal manera que las opciones de información se abrieron y, al mismo tiempo, marcan una gran diferencia con el pasado: ya no engañan a nadie.

    Quien quiere consumir mentiras es libre de hacerlo y lo hace, pero con conocimiento de causa; quienes quieren cercarse a la verdad, escogen sus medios y sus personajes para iniciar el largo camino hacia la realidad. Un sendero que los medios convencionales trataron de esconder por muchos años.

    No hubo quien se salvara de ser engañado, Reconstruir la realidad de un país, el pasado individual y social, es una responsabilidad democrática en México.

  • Trump y Musk anuncian golpes

    Trump y Musk anuncian golpes

    “Daremos un golpe de Estado a quien queramos. Lidiad con eso”, dijo en algún momento el empresario Elon Musk, ahora ungido como director del Departamento de Eficiencia Gubernamental en el gabinete del senil Trump.

    Musk intervino en el golpe de Estado contra Evo Morales, para tener acceso ilimitado al litio boliviano. Fue un golpe de Estado bando, conocido como lawfare, que, como dice el hombrecillo de los viajes interplanetarios pueden aplicar a cualquier país.

    La punta de lanza de un golpe de Estado podría ser la instalación de una planta que sirve, al mismo tiempo, como monitor de actividades y medición de la cohesión social de los países a atacar. Sobre todo, aquellos que tienen litio nacionalizado, como México.

    Elon Musk anunció a finales de julio de 2024, la suspensión de la construcción de la planta de ensamblaje de vehículos de Tesla, prevista en Nuevo León, que gobierna el emecista sin bandera, ni patria ni vergüenza Samuel García.

    La votación que se llevará a cabo en Nuevo León, el 1 de enero de 2026, organizada por el empresario Gilberto Lozano, para expresar el deseo de convertirse en un país independiente de México, seguramente ya tendrá en su territorio la planta de Tesla, programada a iniciar actividades, una vez que triunfo Trump, su construcción está prevista a principios de ese año, 2026.

    La razón que esgrimió fue que era necesario esperar los resultados de las elecciones de Estados Unidos; un gobierno democrático está expuesto, ahora más que nunca, a ser el objetivo de empresarios que quieran insumos baratos, incluso regalados de las tierras invadidas y gobernantes como Trump se convierte en gerentes de operaciones en este proceso de violación a todas las leyes internacionales.

    Desde luego que preparan a los medios, que en México hay muchos, dispuestos a culpar a mandatarios de corrupción, desvío de fondos y hasta tráfico de seres humanos como ha ocurrido en Bolivia, Perú, Brasil, Argentina, con Evo Morales, Pedro Casillo, Lula da silva, Dilma Rousseff, Cristina Kirchner, todos ellos elegidos democráticamente por sus pueblos y con un ideario progresista. Saben que la derecha no tiene ideología, ni patria, y una ambición exacerbada.

    Tampoco es gratuito el anuncio del 6 de enero que realizó la Presidenta de México para crear automóviles eléctricos a través de Olinia, primera armadora de mini vehículos eléctricos desarrollados en México.

    Desde el golpe de Estado contra Jacobo Arbenz, en 1954, cuya reforma agraria perjudicaba a la empresa transnacional United Fruit Company.

    Los golpes de Estado, violentos o suaves, siempre han beneficiado a empresarios. En un principio estaban ocultos tras los políticos. La CIA daba la cara por ellos, ahora son quienes les ordenan a los presidentes llevaros a cabo.

    México tiene litio, un empresariado sin identidad nacionalista, una oposición mercenaria y una prensa vendida. Toda una tentación para Musk y su siervo Donald.

    Musk tiene también un gran interés en la comunicación, aprovecha a su persona para intervenir señales de televisión, como lo hizo en 2022, con Telesur, a la cual él bautizó con el nombre de Tesla News, con un contenido para retasados mentales, muy diferente al que difundía el canal de Youtube anteriormente.

    Además, es el duelo de X, antes twitter y ahora Trump le ofrece en charola de plata Tik Tok.

    Los productores de litio en América Latina a Bolivia, Argentina, Chile, Perú, México y Brasil, de los cuales Bolivia, Argentina, Chile, México y Perú controlan más del 67 % de los recursos mundiales de litio. De estos países el púnico donde n ha habido un golpe de Estado en medio siglo es México.

    De los países de la región, Chile es el que más ha avanzado en su extracción y exportación. Se posiciona como segundo productor global, por detrás de Australia y seguido por China.

    En Bolivia, Brasil, Chile, México y Perú el litio está definido como recurso estratégico, su explotación está sujeta a concesión. En México los estados con litios son gobernados por Morena y sus aliados: Baja California, San Luis Potosí- Zacatecas y Sonora.

    El dinero que defiende Trump no es el de los aranceles con destino al erario sino algo más personal, particular, individual. Un negocio de amigos.

    Detrás de la perorata, las payasadas disfrazadas de amenaza, la simulación del expansionismo, su sketch circense expansionista, es sólo parte del espectáculo.

    Litio para Musk, medios para Trump. Los ejes necesarios para imponer un golpe de Estado en cualquier parte del mundo y allanarle el camino hacia el poder a la ultraderecha que financiaría su expansión por las buenas o por las malas.

  • Trump sienta a la mesa a la ultraderecha

    Trump sienta a la mesa a la ultraderecha

    Trump podrá recular sobre sus amenazas de inmigrantes y aranceles, pero donde no podrá echarse para atrás es en el liderazgo de la ultraderecha mundial que representa una amenaza para el verdadero mundo democrático.

    Su proyecto no tiene como prioridad elevar el nivel de participación política de los estadounidenses para profundizar en la aparente democracia ni rescatar el poderío económico. Su misión va más allá del nacionalismo de derecha y se ubica en el fortalecimiento mundial del radicalismo conservador.

    Intenta convertirse en el líder de la ultraderecha mundial, muy semejante a un Hitler del siglo XXI.

    El flamante presidente de Estados Unidos todavía menosprecia el poder de los inmigrantes dentro de su territorio, desconoce la fuerza de su lealtad porque nunca la ha practicado y entiende el nacionalismo sólo como una medida proteccionista de la economía. Pero en el campo de la política, en la realidad del siglo XXI, hay factores sociales que ni siquiera imagina.

    La lista de invitados de Trump habla por sí sola, entre ellos está Giorgia Meloni Viktor Orbán, Javier Milei, Nayib Bukele, Jair Bolsonaro, Santiago Abascal, todos ellos implicados en impulsar, de palabra y hecho en golpes de Estado y apoyo público a acciones desestabilizadoras en países con gobiernos democráticos.

    De ahí que el humanismo mexicano representado ante el mundo y dentro de nuestro país por la presidenta Claudia Sheinbaum, irrumpe como el filo de una navaja en la ultraderecha mundial. Su responsabilidad implica también un liderazgo, consecuencia de la popularidad dentro de México y su consenso internacional.

    Ante el surgimiento de una postura radical que intente liderar a la ultraderecha desde la Casa Blanca se requiere un liderazgo que haga contrapeso a esa reunión de radicales que, con el pretexto de la toma de posesión de Trump, se reagrupa para tomar el poder dentro y fuera de sus respetivos países.

    La invitación a estos personajes podría ser sólo una muestra de capacidad de convocatoria de la ultraderecha planetaria, pero puede convertirse en un cónclave que tenga en esta ocasión su primer encuentro y la creación de una agenda.

    Sin querer Trump hace líder a Claudia Sheinbaum, no sólo será un contrapeso sino alguien con quien tendrá que lidiar todo su mandato. Desde diciembre de 218, el mundo sabe que México que hay una larga frontera entre Estados Unidos y México, que no se diluye con la sumisión habitual de los presidentes que gobernaron nuestro país antes d esa fecha, ni se vuelven infranqueables con muros o medidas restrictivas para el libre tránsito de seres humanos.

    Es por eso que involuntariamente, pero no sin conocimiento de causa Claudia Sheiunbaun puede convertirse en el contrapeso del liderazgo mundial de un loco de ultraderecha que perdió la brújula y el calendario y añora la guerra fría, por eso invitó a representantes del pasado para sentirse en su ambiente.

    Si Trump comete el error de intentar convertirse en el líder de la ultraderecha internacional, surgirá de manera espontánea y automática –no sólo pro proximidad geográfica—, el liderazgo mundial de una democracia progresista y humanista.

    Tendrá un camino que no escogió pero que la comunidad designó, elección natural que surge desde el momento en que voltearon a verla ante el fanatismo de los conservadores en busca de venganza ancestral.

    Las contundentes declaraciones de la Presidenta de México, la presentan ante el mundo como la interlocutora que encara, de igual a igual, al emisario de pasado que intenta erigirse en el amo del mundo conservador, bélico y anacrónico.

    La capacidad política y diplomática de la Presidenta y su equipo puede contener esa posibilidad, sin enfrentamientos directos, ni rupturas. Desde luego que se antoja algo inédito pero son tiempos impredecibles para los que los mexicanos estamos preparados.

    Con un pueblo empoderado que está consciente de su fuerza, que saber que es escuchado se convierte en un arma política sin igual en el mundo. Estados Unidos, con más muros que raíces, tiene en su conformación inmigrante una dispersión de identidad que hace vulnerable a su propio gobierno.

  • Indiferencia política de derecha

    Indiferencia política de derecha

    Quienes son indiferentes a la política consideran que esa actitud les otorga inmunidad, incluso blindaje sobre las repercusiones de las decisiones del gobierno o la influencia, cada vez más débil, de la oposición.

    Al margen de victorias o derrotas ideológicas o partidistas, los que cierran su percepción a la práctica política son identificados plenamente, definidos y anda tienen que ver con el impulso a la evolución ni del país ni de la especie porque el ser humano es político por naturaleza.

    La participación ciudadana movió una parte muy pequeña de un segmento de la población que se le bautizó como marea rosa, sin identidad y con la única consigna de criticar al gobierno unida por la ideología del odio. La marea era un grupo de ciudadanos con ideologías amorfas, sin identidad, pero con una gran preocupación por el futuro, producto de la manipulación mediática, que impulsa su efímera participación.

    Su indiferencia tiene una larga trayectoria entre los usos y costumbres de la clase media, que recomendaba que a las universidades sólo se va a estudiar y no a andar de “revoltosos”, los que niegan cualquier participación política no por convicción sin bases sino por miedo.

    En el mundo hay quienes están descontentos con toda clase de política, la consideran un juego sucio, una manera extravagante de hacer caminar los gobiernos y un mal que podría erradicarse si el gobierno sólo administra las decisiones de otros, quienes, al no pertenecer a la política deberían tener una representación forzosa y eso ya ocupa el campo de la política pero algunos no lo entienden así y en esta práctica todo negro.

    Consideran que al no establecer contacto con el ejercicio político pueden estar al margen de sus consecuencias. Un estado de sitio no distingue religiones ni credos ni corrientes políticas, apolíticas o antipolíticas. Esta indiferencia favorece a algunos sectores de la política indiscutiblemente.

    El alejamiento de esta actividad inicia por el descontento que ocasionan sus ejecutantes en el ejercicio de su labor. No hay acto del ser humano que no sea político y el divorcio entre el individuo y la política le resta legitimidad al poder, al gobierno, al Estado y a la democracia.

    Así, los indiferentes a la democracia no creen que las cosas cambien, su individualismo exacerbado les obliga a pensar que al alejarse de la política se blindan de sus efectos, que a priori consideran negativos. Es decir, nada que sea producto de la política puede beneficiar al ser humano, lo cual parecería una consigna anarquista o de un origen más elaborado, pero los que se alejan de esta práctica voluntariamente lo hacen desde una situación de ignorancia.

    La indiferencia hacia la política les evita pensar como parte de la sociedad, su alejamiento de una actividad que involucra a todos fortalece un individualismo que termina por diluirse en la sociedad a final de cuentas.

    La posición de quienes critican la existencia de la política mantienen una vida convencional, previsible, rutinaria. Para ellos los caminos andados son más seguros ante la molestia de hacer camino al andar.

    La indiferencia, el aislamiento de las ideas sociales conducen a una manera fría de existir, alejados del calor de la muchedumbre, la política resulta para algunos algo que debe exterminarse. Algo antinatura.

    En la indiferencia política siempre existe un poder oculto, no porque sea anormal o común, le hecho es que es producto de una visión manipulada de la realidad, en la que incurren diariamente los medios convencionales en todo el mundo.

    La indiferencia es respuesta a un estímulo original que tiene que ver con la idea de sentirse desplazado, en este caso marginado de las sociales de los políticos, a quienes atribuyen los desprecian. Incluso por herencia, el desapego a la política se convierte en un arma de la disidencia que sólo aporta beneficios a la oposición, sin importar el color de sus banderas.

    La oposición asegura que los indiferentes les pertenecen, que están en esa posición ante el temor de ser reprimidos, como ocurría cuando la., ahora oposición, gobernaba. Los perdedores anuncian que pronto más de 60 millones de mexicanos, quienes no votaron por Morena, estarán en los partidos de oposición y vencerán de manera aplastante. La indiferencia no sólo es producto de la fantasía de los ciudadanos no que impulsa otras fantasías para los legos en la política.

  • Partidos nacerán muertos

    Partidos nacerán muertos

    Algunos opositores, muy pocos por cierto, se han autodenominado líderes sociales, y con los méritos suficientes como para crear un partido político. La realidad es que ninguno de ellos podría conformarlo en tan corto tiempo, porque deberán cumplir una serie de requisitos que anda tiene que ver con su circunstancia y personalidad.

    Aunque el camino más lógico que pudieran tener es la candidatura independiente, ellos escogen la creación de un partido porque de esta manera obtendrían dinero, del otro modo, espacio donde pelearían verdaderos líderes sociales con la convicción de ser competitivos, no ganan nada más que el triunfo electoral lo cual es muy poco para ellos.

    Están en la política por lo que pueden ganar individualmente y no por lo que pueden transformar socialmente. Con esto asesinan una alternativa electoral que puede ser viable en una democracia, que es la candidatura independiente, sin embargo, eso es para políticos no para oportunistas que no saben sobrevivir si no es del erario.

    Ninguno de los personajes puede crear un partido político. No es cuestión de dinero como inversión sino de poder de convocatoria y carecen de esto, de simpatías populares y de vocación de servicio.

    Al final se van a quedar sin nada a menos que tengan una capacidad que hasta el momento se desconoce, para lo cual tendría necesariamente que necesitar del apoyo extranjero. De lo cual debe estar muy atento el INE que acostumbra hacerse de la vista gorda en estos casos.

    Varios de esos autodenominados líderes sociales no esperaban la magnitud del rechazo social en las más recientes elecciones. Nutridos de las opiniones de sus incondicionales, inflados por la vacía veracidad de los medios y sin contacto con la población, desconocían su verdadera condición política.

    No sólo deben pensar en crear el partido sino sostenerlo sin ideología concreta. Uno de ellos, Guadalupe Acosta, extraviado afirmaba que su partido carecería de ideología, muestra de que desconoce los requisitos mínimos de la autoridad electoral que exigen definición política. Dice que “su” partido no sería ni de izquierda ni de derecha.

    Es decir, en el limbo y esas agrupaciones que se dicen alejadas de las ideologías son las que más hacen daño a la democracia porque esconden no sólo un conservadurismo anacrónico sino su relación con los grupos fácticos de manera evidente.

    Así, cada uno de estos líderes improvisados tiene carencias sustanciales que les impide, por su falta de conocimientos y vocación, avanzar en la conformación de partidos. Vivieron del presupuesto de los partidos pero como nunca trabajaron, desconocen la normatividad y los méritos sociales que cada organización debe poseer para avanzar hacia un estatus de esa índole.

    Mientras lo logran, ahí están los medios convencionales para dar a conocer su proceso como un exitoso camino hacia la constitución de partidos, con el servilismo hacia la oposición que les caracteriza. Aunque todo sea una frustración posterior, descubriendo la mentira, como suele hacerlo la derecha, dando a conocer triunfos en lugar de derrotas.

    Los medios otorgarán espacios optimistas, aunque fantasiosos, a un remedo de líder y a una fraudulenta estructura fascista con el objetivo de convertirse en partido. Versión que nunca reconocerán como consigna política.

    El 20 de enero se vislumbrará el destino de estos intentos que quienes nunca han estado en las ligas mayores y quieren competir luego de ser perdedores en la política amateur. La desesperación los lleva a este intento, porque de otra manera se mostrarán como verdaderos parásitos. No sólo estamos hablando sólo del difunto PRD sino del PAN, sin militantes, y el PRI, cuyo un dirigente tiene un pie en la cárcel.

    No cantan mal las rancheras el Verde y otros intentos en embrión, hasta El Yunque quiere salir de la mazmorra nazi para convertirse en alternativa política, la presencia de personajes como Juan Iván Peña Neder, quien primero se afilió como infiltrado al Movimiento de López Obrador, diciéndose de izquierda, violó a su esposa y estuvo más de dos años en la cárcel por este delito. Luego se fue a redes Sociales Progresistas donde dirigió el partido a nivel nacional, luego apoyó a Verástegui y ahora quiere tener un cargo importante en el partido de El Yunque, mostrando evidentemente su conservadurismo radical.

    Ninguno de los que quieren crear partidos es nuevo en la política, todos son producto del rechazo social y de la indiferencia popular, su trayectoria los tiene considerados como verdadera escoria y si a éstos sumamos los remedos de líderes sociales como la ex candidata de la alianza opositora o la llegada de oportunistas como algunos partidos evangelistas dl norte del país, encontramos que los parásitos quieren presionar para vivir del erario.

    Cualquier partido nuevo está condenado a ser de derecha, todos ellos quieren aprovechar la inconformidad social de una parte de la población ante el gobierno de Claudia Sheinbaum, aunque es minoría, es muy útil a la hora de darle voz a sus ideas en los medios convencionales.

    Para los medios convencionales estos grupos rechazados por la población y las leyes electorales, otorgarían la calidad de partido en sus espacios.

  • Dogmas de derecha

    Dogmas de derecha

    Los conservadores en México perciben la política mundial como un dogma de fe. Una especie de fanatismo religioso adoptado a lo que ellos creen que está muy distante de la realidad. No hay conservador que asegure que Maduro perdió las elecciones en Venezuela. Dudar siquiera los colocaría cercano a las llamas del infiero del comunismo.

    Ninguno de los que afirman que hubo fraude electoral se dio a la tarea de investigar o de explicar, con datos duros, el mecanismo de la usurpación.

    Sin embargo, estos grupos niegan el fraude de Felipe Calderón y hasta tienen voceros de la usurpación como Ciro Gómez Leyva, quien no tiene ni pizca de duda de que en 2006 hubo elecciones democráticas.

    Así también pensar que Vladimir Putin es un dictador porque el pueblo ruso lo ha reelegido varias veces es un dogma de fe que nada tiene que ver con la realidad y que en Nicaragua nadie votaría por Daniel Ortega, o que todos en Cuba están muriendo de hambre, o que el modelo de seguridad de Bukele es el mejor. En fin, repiten sin siquiera intentar averiguar si es verdad en lo que creen y discuten como si tuvieran razón, basada en datos sólidos.

    Ninguno de esos conservadores ha visitado Venezuela en los últimos 25 años, ni se atreve siquiera a mencionar la palabra Cuba, porque podría condenarlos a pecar condenándose, recuerdan a los dogmas de los antiguos pobladores de México que estaban convencidos de los poderes de Tlaloc, Tezcaltipoca o Quetzalcóatl, parte integral de una cultura, una cosmogonía que muestra la evolución del ser humano porque es historia, pero la forma de adorar ídolos de barro como si fueran santos ahí está la empleada de la CIA, María Corina Machado, convertida en una inmaculada deidad, al que han llegado a rezarle. Sandra Cuevas le regaló la bandera mexicana y la brutarga, la menciona cada ve que puede, como paladín de la democracia.

    Los venezolanos en el exilio tocan su ropa como si se tratara de una virgen, cuando en realidad la vida de esta mujer está muy distante de las gracias divinas.

    Así honraron a Capriles, a Juan Guaidó, a Jair Bolsonaro, incluso a Rafael Trujillo y a Augusto Pinochet. Todavía hay admiradores de Hitler y de Mussolini no solo en Europa sino en América y en el este del planeta. La derecha crea su propia religión y una trayectoria de su propia creencia mística basada en mentiras, las cuales son intocables, nadie puede cuestionar su convicción de que el comunismo existe y está a la vuelta de la esquina o que los sacerdotes de la política son en realidad representación de Dios en la tierra, que defienden a la humanidad de la maldad del progresismo.

    Sacerdotes como Milei que acaba de prohibir los salarios mínimos en Argentina, o la duquesa española que ofreció una conferencia sin público en la UNAM, incluso han legado a colocar a Trump como ideólogo de la derecha cuando dice que los mexicanos que llegan al vecino país son basura. Cuando los desechos humanos están de aquel lado, seres humanos inservibles que regresan de la guerra con una adicción que deben padecer el resto de sus vidas.

    Así, los dogmas son verdades absolutas pero sin cuestionar, nadie que se diga conservador puede pensar siquiera que Morena se ganó, con la ley en la mano, la representación legislativa. También contradice a sus dioses el hecho de que los organismos autónomos eran centros de corrupción, que quienes murieron en la pandemia fueron los menos o que la inseguridad rebasa cualquier antecedente en la historia de México.

    Los niños de la guardería ABC, nunca existieron, se preocupan más por hacer creer que hubo carestía de medicamentos contra el cáncer pro no que los priistas inyectaron agua a los niños con dicha enfermedad. Que Tlatelolco fue un acto que detuvo el avance comunismo en México o que la matanza de Acteal fue un caso aislado, aunque siga impune; esa parte de la historia, la que no encaja en los dogmas de fe de los conservadores simplemente no existe.

    Para ellos las muertes de los guerrilleros estuvo bien ganada, por andar de revoltosos, los estudiantes víctimas mortales de la represión priista y panista debieron ser castigados por la mano divina de los granaderos porque a la universidad se va a estudiar. Todas estas creencias, más cercanas a la fantasía que la realidad, según nos lo muestra la historia misma, son parte de una nueva creencia religiosa que nadie puede cambiar a pesar de las evidencias que tumbarían la mayor parte de sus dogmas. Dan como un hecho supuestos o noticias sobre países que no conocen pero de los que hablan mal los medios, según la presión que quieran ejercer sobre sus mandatarios, pero los conservadores hacen de la consigna una investigación periodística y de la verdad un dogma de fe.

    La derecha no tiene dudas de lo que cree, aunque en el fondo sepa que se trata de una religión sin fundamento en la realidad, sin congruencia en sus ciclos cronológicos. Esa es la verdad para los conservadores, de ahí su permanente inseguridad al conducirse dentro de una práctica estrictamente política donde prefieren romper el diálogo, el grito, la estridencia y el insulto.

  • La inseguridad ficticia

    La inseguridad ficticia

    La inseguridad elevada al primer problema social de país infunde miedo y una sociedad con miedo es mucho más manipulable, por eso los regímenes anteriores insistieron en la gran magnitud de la inseguridad como el enemigo número uno de la sociedad mexicana.

    El régimen anterior imponía la obsesión por la inseguridad incluso antes de que el narcotráfico apareciera como el protagonista de la violencia en las calles: era necesario asustar a la población para que no cuestionara la acumulación de dinero que se otorgaba al supuesto combate a la inseguridad, se abrían posibilidades de recurrir a alternativas presupuestales directas ante la inminente lucha por salvaguardar la integridad de los mexicanos.

    Quienes colocaron a la población en el campo de batalla entre las autoridades y el narcotráfico fueron las autoridades. Con la ayuda de los medios los gobiernos colocaron a la población como carne de cañón en su lucha por una delincuencia que el otorgaba un gran poder de manipulación y un enorme presupuesto.

    Cuando el mido dejó de ser la guerrilla en México el origen del terror se trasladó al narcotráfico. La propia Dirección Federal de Seguridad fue clausurada definitivamente con el pretexto de su actuación represiva, aunque en realidad se intensificó posteriormente desde las diferentes corporaciones policiacas del PRI y del PAN. Derivó en el CISEN que era una oficina de persecución de disidentes, que designaban como enemigos del país, cuando, en muchos casos, luchaban por la libertad.

    La impunidad garantizada de los elementos de la DFS y luego del CISEN, es una asignatura pendiente de la justicia en México. Los integrantes dela Brigada Blanca que torturaban para ver si acaso eran sospechosos los detenidos, en su gran mayoría jóvenes, hombres y mujeres que sufrieron las peores vejaciones en nombre de la defensa de la integridad de una sociedad que en el fondo despreciaban y robaban.

    Los funcionarios de la DFS, de la Brigada Blanca, del Cisen, salían millonarios de sus funciones inexplicablemente. Un solo comandante, que eran intocables y considerados casi héroes de la patria, no quedó pobre luego de trabajar como represor de jóvenes mexicanos, actividad que disfrutaban ejecutar y ver.

    La inseguridad, la violencia, la lucha por el sueño de caminar por las noches sin miedo hizo de la población el objetivo de miedo, pero no de la inseguridad, problema que los funcionarios públicos desde Ávila Camacho hasta Peña Nieto, que implantaron una fuente de ingresos sin auditorías y una manera más sencilla de que el pueblo obedeciera.

    Los mexicanos conservan el miedo al comunismo, sobre todo una clase media desinformada y poco ilustrada, temor al que se suma el narcotráfico. Es una vieja costumbre el temor, que pasa de generación en generación sin más averiguación que la machacona insistencia de los medios sobre el grave problema número uno de México.

    Así como The New York Times participa en la campaña de montajes contra el gobierno, así también favoreció, junto con otros medios del vecino país, el miedo. Estados Unidos le convenía, como le conviene ahora, que la gente le diera prioridad una mentira porque de esa manera podría introducir soldados, agentes de la CIA, de la DEA y del FBI a territorios ajenos.

    Una manera de exorcizar el miedo es dando a conocer la verdadera historia de la guerra sucia, y así como hay homenajes post mortem, debe haber condenas a los muertos para que los mexicanos, de todas las edades, identifique, de una vez por todas, a los causantes originales del miedo, el cual no era gratuito porque en toda la existencia de la DFS sus agentes se dedicaron a castigar un pensamiento distinto al impuesto desde el gobierno a través de un partido político hegemónico, autoritario y represivo.

    Sólo con la condena a los numerosos integrantes de la represión que alcanzaron la impunidad con la muerte, se podrá conocer el origen del miedo inexplicable de los mexicanos hacia una inseguridad que se ha magnificado y colocado como la peor miseria humana en su historia del país.

  • Coartada de “perseguidos políticos”

    Coartada de “perseguidos políticos”

    Las estrategias para alcanzar la impunidad iniciaron con provocaciones verbales, uno de los primeros fue Felipe Calderón, quien, una vez dado a conocer el resultado de las elecciones de 2018, comenzó una serie de insultos contra Andrés Manuel López Obrador.

    La táctica brillante del ex usurpador consistía en hablar por todos los medios y hasta por los codos del Presidente, porque a la hora que llegara la justicia a aplicar la ley, pudiera decir, dentro y fuera del país, que era un perseguido político, debido a sus críticas” difundidas muchas veces en espacios pagados o a través de sus vocingleros que todavía transmiten Radio Fórmula. El Universal o Reforma.

    Posteriormente el usurpador da la orden a sus escribanos para que hagan lo mismo, provocar censura ante el cúmulo de insultos y mentiras. Así, quienes tenían cuentas pendientes con la ley, como delincuentes comunes y funcionarios corruptos, podían caber en la consigna de represión a la libertad de expresión., nunca le hicieron caso y sólo perdieron credibilidad.

    Comunicadores y funcionarios, líderes y militantes de la oposición hacen énfasis en la descalificación, incluyendo mentiras para justificarla, para alcanzar la impunidad acostumbrada. Toda una estrategia que de tanto repetir se hizo obvia.

    La búsqueda desesperada de cargos, puestos y candidatura habla de la urgente necesidad de inmunidad ante el cúmulo de delitos que han cometido, ejemplos hay muchos en todos los partidos Guadalupe Naranjo, quien fuera representante de Francisco García Cabeza de Baca en la CDMX; Jorge Romero, líder del cartel inmobiliario; Xóchitl que realizó tareas empresariales siendo senadora; Santiago Taboada, miembro activo del cártel causante de muertes por sus corruptelas; Ricardo Anaya, impulsor de la reforma energética, lavador de dinero; Santiago Creel, subastador de permisos para casinos; Enrique Vargas, golpeador de mujeres; Alito, quien hipotecó los edificios de su partido para seguir robando; etc.

    A quien fuera la candidata a la Presidencia de la República se le atribuye una serie de delitos que van desde el uso indebido de la administración pública hasta la violencia política de género, acciones que no sólo debieran tenerla no sólo inhabilitada sino en la cárcel; sin embargo, desde el expresidente López Obrador hasta la actual mandataria Claudia Sheinbaum, han sido muy cuidadosos en no castigarla, a ella y sus similares, como debiera ser, para no darle pretexto a toda la derecha de utilizar la aplicación correcta de la justicia como arma para aparentar persecución política.

    Algunos medios de Estados Unidos destacarían insistentemente la intención de castigar a la ex candidata a la Presidencia y no por sus delitos comprobados, sino por “no pensar igual” que la gente del gobierno, lo cual movería muchos grupos fascistas del mundo entero en favor de Xóchitl victimizándola. Se convertiría en la Corina Machado, pero con retraso mental.

    Aquí, la oposición sale ganando cualquiera que sea la decisión del gobierno. Si se aplica la ley tiene mártires que puede desatar no sólo un aumento en las simpatías de la derecha clasemediera sino hasta un golpe de Estado, si los políticos delincuentes conservadores siguen en la impunidad, como siempre ha sucedido, la debilidad del gobierno queda en evidencia.

    La administración pública, el nuevo Poder Judicial, la Presidenta, Morena y la 4T están entrampados con este grave problema al que debe darse solución cuanto antes. No sólo puede mostrarse la maniquea imagen entre tontos o autoritarios, ambigüedad que los conservadores han tratado de ver como las dos únicas dos caras de una moneda de la política mexicana, sino colocar una serie de incidentes como moneda en el aire con una parte del capital político.

    La revolución de las conciencias, reducida al Instituto Nacional de Formación Política, todavía no ha permeado lo suficiente como para asimilar que vientos como éstos no afecten la estabilidad política del Movimiento en el poder, puede que, suceda lo que suceda, no impulse ninguna reacción importante o bien puede, con ayuda de conservadores dentro y fuera del país, intentar descarrilar la 4T a sangre y fuego.

  • Oposición asesina el debate

    Oposición asesina el debate

    El estilo personal de ciertos personajes de la derecha en tribuna, tanto en la Cámara de Diputados como de Senadores, ha asesinado el debate. De por sí numéricamente la oposición no tiene trascendencia; sin embargo, se le otorga la voz ya que el voto no lo tiene consigo.

    En las sesiones del Congreso, una vez discutidos los temas se insiste en que debe manifieste unánimemente si se debatió completamente el asunto, para no dejar afuera a la oposición, esto es una cortesía de Morena que nunca ejerció otro partido con mayoría aplastante en el Legislativo.

    La estrategia legislativa que llevó a la derrota electoral a la derecha se intensifica. Ya no es sólo la estridencia de Kenia, Margarita, Lilly y Xóchitl sino la bronca callejera de Alito y el senador de Chihuahua, cuyo nombre todos queremos olvidar.

    Estos personajes con otros de comparsa expertos en peleas callejeras e insultos que se dedicaban a mostrar carteles al fondo o de impedir que se tome la palabra con educación y derecho, asesinaron el debate parlamentario den México.

    Panistas, priistas y emecistas, sabedores de que sus grupos parlamentarios no tendrían trascendencia, habilitaron un estilo de trabajar las leyes que sólo recuerda a aquellos diputados de hace 100 años, quienes debían portar pistola para resguardar su integridad ante el peligro que representaban sus colegas.

    La revolución acababa de terminar y para algunos seguía viva, hubo quienes creyeron que la gesta bélica continuaba en las curules, tal y como ahora sucede, violentamente. El debate es secuestrado hace 100 años, tal y como ahora sucede.

    La violencia antecedía los enfrentamientos a balazos en el recinto, ahora la violencia se anuncia próxima ante la muerte del debate parlamentario. Al ser asesinado el debate, secuestrado y ultimado por la derecha, lo que sigue es más violencia e ilegalidad, juegos extrapolíticos de exterminio que nada tienen que ver con una vida legislativa que goce de buena salud.

    Ante esta situación puede esperarse cualquier cosa, magnicidios, golpes de Estado suaves o militares, invasión de fuerza internacionales de ultraderecha en formación, etc.

    Patrocinados desde luego, por gobiernos establecidos, quienes negarán su intervención en dichas injerencias armadas. Estados unidos necesita sacudirse la responsabilidad de encabezar golpes de Estado contra regímenes democráticos y seguir autodenominándose el país más democrático del mundo, requiere de un grupo paralelo, al interior de los países, que realice delitos contra la democracia a través de intervenciones a la usanza del viejo oeste.

    Se trata de una guerra fría donde el diálogo debe estar muerto y sepultado para poder operar de manera violenta. Antes esta tensa condición la protagonizaban dos polos políticos, ahora son varios, algunos de ellos en América Latina, donde las oligarquías ya no quieren más que gobiernos de derecha. Y el triunfo de la izquierda en Uruguay lo aleja de sus propósitos y los muestra ante el mundo como débiles, frágiles, perdedores, etc.

    Para derribar estos regímenes deben dejar de practicar el dialogo como parte de una vida parlamentaria que encierra la esencia de su democracia. Así, sin diálogo no hay democracia, lo cual allana el camino hacia la intervención.

    Lo homicidas mexicanos del debate parlamentario desconocen, en su mayoría, lo que su actividad representa en la política, simplemente le dan rienda suelta a su patología destilando odio, resentimiento y traición.

    El diálogo es el idioma de la gente, de la mayoría de quienes caminan juntos con destino común, no de quienes dividen ni los que separan o polarizan, de ahí su desprecio por la palabra cotidiana. La derecha nada tiene que decir, por eso recurre al insulto y a la estridencia.

    Matar el diálogo en el Poder Legislativo y a la verdad, en los medios de comunicación compensa la falta de un Poder Judicial incondicional a las intenciones golpistas de la derecha.

  • Medios convencionales polarizan

    Medios convencionales polarizan

    Una de las nuevas estrategias de los medios convencionales es hacer creer a sus lectores que la opinión de la oposición divide al país. Así, se le otorga, desde uno de los poderes fácticos, mayor fuerza a otro poder fáctico. Ambos comulgan no solo con el conservadurismo desde su nacimiento sino comparten enemigo.

    La oposición representa, cuando mucho, a una quinta parte de la población o menos y su opinión refleja el modo de pensar de ese mismo porcentaje de mexicanos. Ni más ni menos.

    Basta y sobra con que algún miembro de la oposición, cuyos partidos políticos están a punto de perder su registro por falta de votos, para que esos medios tomen esa opinión como la contraparte de la opinión generalizada de la mayoría, que, por lo general, coincide con la postura del gobierno.

    La idea no es sólo darle a la oposición un lugar que no se ha ganado en las simpatías de la población, sino dividirla. Es decir, polarizar para hacer creer que la mitad del país se confronta con la otra mitad, se rechaza, incluso se odia.

    El lenguaje de odio de los conservadores en las cámaras, en los medios, en las marchas convoca a acciones violentas, reales, concretas y contundentes, donde haya heridos y muertos. Eso es lo que busca la derecha a través de los medios que por iniciativa propia realizan encuestas al vapor, incluso sin metodología seria, simplemente parten de un resultado final al que tratan de darle consistencia científica para convertirlas en propaganda.

    Los medios convencionales que iniciaron como periódicos y han terminado con 12 páginas de frivolidades pero sobreviven para que la gente crea que siguen influyendo en la sociedad, adolecen del mismo mal que la oposición. Nadie les hace caso, no son arte de nada, no existen, pero justifican sus horas extra de vida con estrambóticas noticias y propagandas disfrazadas de investigación o noticias.

    Los medios convencionales han fortalecido el pensamiento conservador en una minoría que se extingue todos los días de manera dramática, la realidad reta a los medios a desaparecer, pero sus intereses, que no son los de informar verazmente, son superiores a su dignidad y siguen apareciendo como si fueran importantes en la sociedad mexicana, tal y como lo hace la oposición en el país.

    Los medios se convirtieron en los voceros de una oposición inexistente por lo que su consumo también lo es. La desesperación los obliga a ser cada día más extravagantes, y ellos incluye el aumento sistemático de la violencia verbal en sus contenidos.

    Bautizan con el nombre de expertos, cuyos nombres nunca dan a conocer o los inventan para cuestionar disposiciones de gobierno o anuncios sobre la soberanía o el derecho. Inventan declaraciones de supuestos catedráticos de universidades que no existen. Pero difunden la idea de unos expertos que sólo son producto de una consigna de desgaste.

    La estrategia de los medios convencionales es un proyecto político de derecha y no un reflejo fiel de la realidad, que haya quienes los consumen también habla de que tienen una idea tergiversada de lo que representa informarse, porque su público lee los contenidos que quieren que sean reales aunque saben, de sobra, que no lo son.

    Es decir, consumidores de medios tradicionales, los medios y la oposición se han marginado de la realidad para darle una lectura al país que es ficción. Unos apoyan a otros, a sabiendas de que son minoría progresiva, pero no dejan de hacerlo hasta que se van apagando poco a poco hasta consumirse ante la falta de asideros con la realidad y la verdad.

    El nado sincronizado es un proyecto basado en la mentira, no sólo engaña sino que trata de ver como grupo fuerte a los conservadores aliados con el objetivo de crear un frente común, por lo menos informativo ya que no han podido cohesionar social o políticamente a los mexicanos.

    Los poderes fácticos intentan unirse para fortalecerse, pero se repelen por los protagonismos patológicos de sus actores les impide tener líderes y carecen de seguidores, porque pestos también quieren ser líderes en un círculo vicioso que los evidencia como aliados de una clase cada vez más alejada de la población.