El Buen Fin se ha convertido en un motor clave del consumo nacional, generando una derrama económica superior a 1.4 billones de pesos. Cada año incrementa sus ventas y participación empresarial, consolidándose como uno de los eventos comerciales más importantes del país.
El Buen Fin nació en noviembre de 2011, durante el sexenio de Felipe Calderón, como una estrategia conjunta entre el Gobierno Federal y el sector privado para reactivar el consumo interno, fomentar las ventas formales y promover métodos de pago electrónicos.
Inspirado en el Black Friday estadounidense, buscó adelantarse a la temporada navideña y dinamizar la economía mexicana, aún resentida por la crisis global de 2008-2009.
Su primera edición contó con la participación de 40 mil empresas, aprovechando el puente del 20 de noviembre para incentivar el comercio. Con el paso de los años, el programa se consolidó como una tradición económica y social, extendiéndose por todo el país.
Un dato interesante del Buen Fin es que durante su primera edición en 2011 participaron alrededor de 40 mil empresas, mientras que hoy en día se suman más de 200 mil establecimientos en todo México, tanto físicos como en línea. Este crecimiento lo ha convertido en el evento comercial más grande del país, superando incluso al Black Friday en número de comercios participantes dentro de un solo territorio.
De acuerdo con estimaciones oficiales, entre 2011 y 2022 el evento generó una derrama económica acumulada de 1.4 billones de pesos, reflejando su impacto en el mercado nacional. En 2024, las ventas alcanzaron cerca de 173 mil 800 millones de pesos, lo que significó un crecimiento de 15.5 % respecto al año anterior.
A lo largo de su evolución, El Buen Fin amplió su duración y diversificó sus canales, integrando con fuerza el comercio electrónico y las promociones bancarias como los “meses sin intereses” o las ofertas exclusivas con tarjetas. Este dinamismo ha favorecido tanto a grandes cadenas como a pequeños comercios.
No obstante, el evento también ha enfrentado críticas, principalmente por la transparencia de las ofertas y el riesgo de endeudamiento entre consumidores. Aun así, El Buen Fin se mantiene como uno de los programas económicos más importantes de México, símbolo del consumo moderno y del poder del sector privado para impulsar la economía nacional.














