Corría el año de 2004, entonces yo tenía 16 años, llevaba un año de haber ingresado al CCH-Oriente, era todo un logro en ese tiempo pasar el examen y quedar en la primera opción de estudios que registré.
Al enterarme de la injusticia que buscaba concretar Vicente Fox contra ti nuestro Jefe de Gobierno en aquella época, después de meditarlo un poco, decidí pedir un micrófono en uno de los colectivos del Colegio de Ciencias y Humanidades Oriente. Los jóvenes encargados, me cuestionaron ¿para que lo usaría? y entonces dije: “Quiero hablar del desafuero en la explanada”. Esa fue la primera vez que tomé un micrófono ante una asamblea pública, así inicié mi activismo político. Entre movilizaciones, asambleas, visitas al zócalo y al “parquecito” de Copilco muy cerca de tú domicilio a donde acudíamos a escucharte.
Desde entonces, camino con mis compañeras y compañeros casa por casa, visitamos vecinos en nuestra Alcaldía Iztapalapa, en la Ciudad, como en muchos otros estados de la República difundiendo el Proyecto de Nación. En 2006 durante la campaña, contra el fraude electoral; en los campamentos, sobre Reforma culturales, creativos e informativos; en la Convención Nacional Democrática, donde en votación a mano alzada determinamos que fueras Presidente Legítimo de México; en la elección del 2012 y contra el fraude electoral de entonces; en la constitución de nuestro partido político morena; en 2018, cuando triunfó el movimiento con el esfuerzo de cientos de miles y tú liderazgo. Decidimos no dejar de luchar por la esperanza y la transformación.
Ese día que ganamos, fuimos los más felices y preocupados, porque teníamos miedo a que nos robaran los votos o que se quisieran llevar las urnas, confieso que no fui al zócalo al gran festejo, con un grupo de compañeros, vecinos y amigos decidimos quedarnos a resguardar las casillas a toda costa, no pasó a mayores, los votos llegaron a su destino e iniciaba una nueva época en nuestro país.
Hoy, desde entonces, aún sigo caminando las calles, casa por casa, seguimos conformando comités y organizándonos con los vecinos y compañeros en la ciudad. Ahora ya tengo 36 años. Veinte años de formar parte de nuestro movimiento y de empujar la revolución de las conciencias, mi juventud la dediqué a construir. Ahora, ya no tan joven a consolidar la transformación que empujamos desde entonces contigo.
Me siento orgullo de haber caminado a tú lado, sirvan estas líneas para recordar aquellos días en que me tocó acompañarte a la Mixteca Oaxaqueña, en las comunidades más pobres de Oaxaca. Todos los días salíamos “tempranito” y regresábamos al lugar que nos prestaban para quedarnos a descansar cuando la noche comenzaba a ser mas densa. Recuerdo, que fue en Oaxaca, donde Gracias a Cesar Yáñez y Cesar Cravioto, pudimos platicar por segunda ocasión y me siento contento de haber sido el primero, a quien cuestionaste con la interrogante que daría después forma a una de las frases más concurridas en tus discursos.
“¿Para ti que es ser de izquierda?” Ante mi respuesta que he de confesar no tuvo la precisión de mis estudios en Ciencia Política y el trastabillo por no cometer error alguno en responder; dijiste, “Ser de izquierda es ser noble y tener buenos sentimientos”, posteriormente, en cada mensaje que dedicaste a los pobladores de la mixteca relució esta frase.
Desde un comienzo, aprendí el decálogo y los principios que siempre has enarbolado querido Presidente y no con un afán de repetir como loro o aprenderme a memoria cada palabra. Sino con la consigna, de poder llevar el mensaje de transformación tal cual lo habías explicado en las asambleas a las comunidades. conscientes del cerco informativo que enfrentábamos, los ciudadanos debían conocer tú mensaje.
En esta ocasión, no quería escribir solo sobre los logros de tú gobierno que son muchísimos, ni del cariño que hemos constatado que te tiene la mayoría de la gente en el país entero. Hoy, solo quiero dedicarte estas líneas Presidente, con la estima que te tengo y con el recuerdo de las tantas veces que pude caminar a tú lado y platicar, aunque el destino no me permitió continuar cerquita a ti como discípulo de tus enseñanzas del que tienen la dicha y privilegio muchísimas compañeras y compañeros a los que les tengo envidia de la buena, no he abandonado ni una sola vez el camino de transformación y las tareas que como ciudadanos nos habíamos impuesto para alcanzar el éxito rotundo.
Quiero expresarte mi respeto y admiración, mi agradecimiento por enseñarnos el camino de la lucha y marcar nuestros destinos, pues no creo dejar de luchar por ideales y principios durante el resto de mi vida, buscando en todo momento el bienestar común, defendiendo a capa y espada la democracia y la congruencia del movimiento que construiste.
Y aunque ha sido un largo y en veces sinuoso camino aquí estoy, con la cabeza en alto, concluyendo una etapa y con la disposición total de continuar preservando y cuidando el legado que nos dejas. Ten por seguro Andrés Manuel, que en las bases morenistas se encuentra el movimiento que no permitirá el regreso de la perversa forma en que los neoliberales ejercieron el poder político contra los mexicanos. La Resistencia Civil Pacífica, que en algún momento encabezaste como oposición, hoy es un vigía de las buenas costumbres, de los ideales y principios armados con las leyes progresistas que impulsaste como herramientas a futuro de este tu pueblo, para juzgar y revocar los mandatos de quienes resulten funcionarios contaminados con las viejas prácticas partidistas y de corrupción.
Solo me queda desearte siempre lo mejor y reprocharte con el cariño que te profeso mi molestia, ante tu retiro, porque para quienes hemos caminado gran parte de nuestra vida en esta lucha, la despedida sabe a luto.
Y aunque tengamos claridad de la tarea que nos toca afrontar, para dar continuidad al legado de transformación, no es lo mismo, tenerte en el recuerdo que poder escuchar tú catedra.
Gracias maestro y dirigente, dejas huella en nuestro andar, soy aprendiz de tú ejemplo, de tus enseñanzas y entrega al pueblo y no voy a fallar.
Te quiero Presidente, Andrés Manuel López Obrador.
- Allan Zaid Pozos Escalona.
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