Tras más de siete años juntos y una trayectoria llena de títulos y éxitos, el número uno del mundo y su entrenador anunciaron su separación de mutuo acuerdo, cerrando uno de los proyectos más exitosos del tenis moderno.
Carlos Alcaraz y Juan Carlos Ferrero confirmaron este miércoles el final de su relación profesional, una decisión que marca el cierre de una etapa fundamental en la carrera del tenista murciano. Después de más de siete años de trabajo conjunto, ambos acordaron separar caminos en el punto más alto: con Alcaraz instalado como número uno del mundo y campeón de 24 títulos, incluidos seis de Grand Slam.
La dupla comenzó su camino en los torneos de categoría ITF y, paso a paso, construyó una de las historias más sólidas del circuito. Ferrero, ex número uno del mundo y referente del tenis español, apostó por un proyecto a largo plazo cuando Alcaraz apenas daba sus primeros pasos, rechazando ofertas de jugadores del Top 10 para acompañarlo en su desarrollo. El resultado fue un ascenso meteórico que redefinió el presente del tenis masculino.
Durante su etapa con Alcaraz, Ferrero fue reconocido en dos ocasiones como entrenador del año, un logro inédito que compartió recientemente con Samuel López, quien ahora asumirá en solitario la dirección técnica del tenista tras haber formado parte del equipo desde hace tiempo.
La despedida estuvo cargada de emoción. Ferrero expresó que “despedirse nunca es fácil”, destacando las experiencias, el crecimiento compartido y el vínculo humano construido fuera de la pista. Por su parte, Alcaraz publicó una carta en la que agradeció haber convertido “sueños de niño en realidades”, subrayando que, si sus caminos debían separarse, era justo hacerlo desde la cima.
La separación abre una nueva etapa para ambos. Alcaraz inicia un nuevo capítulo con cambios en su equipo, mientras Ferrero se despide dejando un legado imborrable en la carrera de uno de los grandes talentos de esta generación. Más que un adiós, se trata del cierre de una era construida desde el trabajo, la confianza y la ambición compartida.
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