Mientras Estados Unidos cierra sus puertas a profesionales extranjeros, Canadá se prepara para abrirlas de par en par. El primer ministro Mark Carney anunció una estrategia para atraer a los talentos tecnológicos rechazados por las visas H-1B de Trump y posicionar al país como el nuevo imán de innovación y energía del continente.
El primer ministro canadiense, Mark Carney, anunció una ambiciosa estrategia migratoria para atraer a los trabajadores tecnológicos y científicos que han sido rechazados por las nuevas restricciones de visas en Estados Unidos. En un discurso nacional transmitido en horario estelar, el mandatario aseguró que su próximo presupuesto incluirá un plan de inmigración enfocado en captar talento global y fortalecer la competitividad económica del país.
Carney explicó que su gobierno buscará aprovechar la confusión generada por la orden ejecutiva de Donald Trump, quien impuso una tarifa de 100 mil dólares a las nuevas visas H-1B, utilizadas por miles de especialistas extranjeros para trabajar en territorio estadounidense. Canadá, aseguró, está dispuesto a recibir a esos profesionales para impulsar sectores como la programación, la ingeniería y la innovación científica.
El nuevo plan también contempla programas de capacitación y aprendizaje para fortalecer las habilidades de los recién llegados, además de una estrategia económica centrada en la inversión, la eficiencia gubernamental y la competitividad climática. Carney prometió “gastar menos para invertir más” y equilibrar el presupuesto operativo en tres años, mientras destina recursos a infraestructura y energía.
A pesar de su pasado como enviado de la ONU para el cambio climático, el líder canadiense adoptó una postura más pragmática frente a la producción energética. Defendió la expansión del gas natural y la apertura a nuevos oleoductos, al tiempo que destacó que Canadá posee la tercera mayor reserva de petróleo del mundo y una red eléctrica 85% limpia. “Somos una superpotencia energética”, afirmó.
Carney enfrenta, sin embargo, el desafío de recuperar la confianza ciudadana en la inmigración y de aliviar el creciente malestar por el costo de vida, la falta de vivienda asequible y el desempleo juvenil. Prometió transparencia y decisiones “justas y reflexivas”, mientras su ministro de Finanzas, Francois-Philippe Champagne, prepara la presentación del presupuesto el próximo 4 de noviembre.

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