Todos los mexicanos somos conscientes que el gobierno del cambio y la implementación del Plan C, iba a incomodar a las sobras que quedaron de los expoderosos partidos que conforman la oposición, rémoras para el avance en la vida pública del país. Es normal que se sientan aludidos cuando se habla de la corrupción, impunidad y violencia con la que los gobiernos federales de izquierda han tenido que lidiar y que dejaron como herencia PRI y PAN. También es entendible que, producto de su baja empatía para servir a la gente y su alta capacidad de aliarse con narcotraficantes, estén condenados al ostracismo sociopolítico en el que viven actualmente y del que parece no saldrán en muchos años por venir, pero haber hecho uso de la represión a la que sometieron a la gente por décadas, mediante el uso de la intimidación y la desaparición de opositores, malacostumbró a esa facción de malvivientes que robaron del herario para costear los lujos que se permitieron y con los que han vivido.
Uno de quienes se ha sabido, utilizó el poder para su beneficio ha sido Alejandro Moreno, líder nacional del PRI y actual senador de la República, quien la semana pasada, de manera vil y al mejor estilo porrista que perfeccionó su partido, atacó al legislador, presidente de la Cámara de Senadores, Gerardo Fernández Noroña, al término de la sesión que concluía con el periodo de este en la presidencia del senado. No es que no se supiera que el priísta era agresivo, pues las grabaciones dadas a conocer por la actual gobernadora de Campeche, Layda Sansores, dieron muestra de su carácter violento y de su manera de intimidar a quienes optaran por desacatar sus órdenes; pero ahora, se evidenció que se ha convertido en un peligro andante. Se tomó de manera muy literal, la naturaleza “golpista” de su partido y lo que hace unos meses fue una provocación de su parte contra el mismo afectado, el miércoles pasado se convirtió en un ataque directo, junto a sus plebeyos, otros legisladores, contra quienes Fernández Noroña y Emiliano González, colaborador este último, del presidente de la cámara alta, interpusieron una denuncia.
La confrontación a la que se vio obligado a participar el político de izquierda pone de manifiesto la desesperación en que se encuentra toda la oposición. Nada les ha salido bien, ni los ataques cargados de misoginia contra la presidenta, ni los infundios al presidente, ni las calumnias a sus hijos y esposa, ni las falsas noticias que a diario acaparan pantallas de los medios que, durante décadas, fueron cómplices silentes del poder. Están desesperados también porque, sus súplicas hacia el gobierno de los Estados Unidos no encuentra réplica; han llamado de manera abierta a la intervención de ese país para que elimine a sus enemigos políticos en este lado y con ello tener el control de la nación y de sus recursos, que es lo que más extrañan. Todo en medio de la impunidad que los acompaña, la misma que los envalentona a cometer actos como el que nos atañe.
¿Qué sigue ahora sino poner un alto y apretar tuerca, apoyados en el pueblo? Veremos si, con este agravio a todas luces público, con todos los videos que demuestran que fue el priísta y no Fernández Noroña, quién es el gran violento del senado, con la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación, nacida de la reforma a la constitución y elegida por todos los mexicanos, se sienta un precedente para que estos actos, a todas luces planeados para incriminar a la izquierda en un montaje para desprestigiarla y mostrar la pseudo dictadura que pregonan los comunicadores de derecha, se establecen los límites que permitan saber hasta qué punto un partido o la oposición completa, pueden actuar sin romper una y otra vez las leyes y traicionar a la Patria, esa de la que tanto se sirvieron y que usaron para sus fines.
A la gente pequeñita como Moreno o Lilly Téllez, las palabras del primero, de la frase completa que atribuyó erróneamente a José de San Martín, que describe a cada uno de los políticos, comunicadores y afines al PRIAN: “la soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”.

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