Toda comunidad requiere, para serlo, compartir realidad. Y la realidad la construimos tramando narrativas. Así que, consecuentemente, sin narrativas comunes es imposible una identidad que dé entidad común.
La idea de una Latinoamericana integrada es un sueño de la izquierda, un sueño que la derecha no comparte. La noción de la Patria Grande, el sueño bolivariano, es de izquierdas simple y sencillamente porque de este lado tenemos referentes históricos comúnes, referentes de los que carece la derecha. La unidad latinoamericana suena a Los Calchaquis, a Los Folcloristas, a nueva trova cubana… Óscar Chávez, Mercedes Sosa, Eugenia León, Silvio Rodríguez, Chico Buarque se escuchan desde el río Grande hasta Las Malvinas…, y todo eso disgusta e incluso avergüenza a la derecha. Zapata, Frida, Allende, Fidel, Villa, el Che, Neruda… son referentes simbólicos de la izquierda latinoamericana. Mandar a los hijos a estudiar a Estados Unidos, las miles del chopin, vacacionar en Miami… son ideales comúnes de la derecha latinoamericana. No son referentes históricos, son aspiraciones… Y bueno, bien mirado, en última instancia la gran aspiración de la gente de derechas latinoamericana es no ser latinoamericanos. Aspiracionismo puro, pues.
En buena medida, el ideal de la Patria Grande se ha debilitado tando durante las últimas década debido a la falta de información sobre nosotros mismos. Nos atendemos poco. Un ejemplo de lo poco que nuestros medios masivos nos ayudan a atendernos y entendernos entre nosotros: ¿sabían ustedes que Argentina acaba de pasar la peor sequía en 100 años? Yo no lo sabía, lo sé ahora porque escuché la reunión virtual de la Alianza de Países de América Latina y el Caribe contra la Inflación, celebrada apenas el pasado martes 5 de abril. Se trata de una iniciativa del presidente Andrés Manuel López Obrador, que él mismo explicó:
“Miren, se trata de algo muy sencillo, que no simple: podemos hacer intercambios en lo económico, en lo comercial, si nos ponemos de acuerdo y quitamos el obstáculo: aranceles, medidas sanitarias. Y cada país tiene algo que ofrecer para los consumidores, todo con el propósito de que puedan llegar alimentos y productos básicos a mejor precio, y que podamos enfrentar la inflación, la carestía, que, aun cuando parece que ya está cediendo, no deja de ser una amenaza ahí permanente, un riesgo, porque afecta mucho la economía popular”.
Durante la reunión, cuando le tocó el turno para intervenir, el presidente Alberto Fernández expuso: “La Argentina acaba de padecer la peor sequía en los últimos 100 años, nos ha quitado un tercio de la producción agrícola y ganadera que teníamos para este año…” ¿Importante, trascendente? Bueno, seguramente esta tragedia ha tenido y tendrá mayor impacto en la vida de mucho más personas que el campeonato mundial de futbol que ganaron los argentinos en 2022 en Qatar, un hecho acerca del cual sí que fue difundido profusamente y del cual nos enteramos casi todos.
El presidente Petro de Colombia no pudo asistir al encuentro. ¿Saben por qué? Porque estaba organizando la evacuación masiva de miles de familias de las inmediaciones del volcán Nevado del Ruiz, en donde la intensa actividad sísmica obliga a pensar que es muy probable que entre pronto en erupción? Yo no lo sabía, también me enteré durante la reunión virtual de primeros ministros y mandatarios. En cambio, sí que leí el jueves 6 en la primera plana del Milenio: “Narco mexicano profesionaliza el cultivo de droga en Colombia”. La parte más sustanciosa de la nota informa “de enero a julio de 2022 la Dirección de Investigación Criminal e Interpol de la Policía Nacional… registró la captura por narcotráfico de 23 mexicanos en la capital Bogotá y en las ciudades de Cali, Medellín y Cartagena”. Menos de treinta en seis meses contra más de cincuenta mil desplazados por la actividad volcánica sobre la cual, claro, el citado periódico no da cuenta alguna.
Finalmente, me refiero a la participación de Luiz Inácio Lula Da Silva, presidente de la República federativa del Brasil. Lula centró su alocución al problema del hambre en el mundo, pero particularmente en América Latina, y aportó un dato duro, durísimo diría yo: “El hambre afecta a casi mil millones de personas en todo el planeta, de los cuales 270 millones en América Latina y el Caribe”. ¿Qué tal? ¿Tenías alguna idea de esta situación? En cambio, por citar solamente un ejemplo, qué bien que se nos informa de los dimes y diretes del juicio contra el expresidente Donald Trump, ¿no?
Para entendernos primero tenemos que atendernos, y esto aplica tanto entre dos personas como entre una comunidad de países. La Patria Grande requiere, además de acuerdos concretos de intercambio económico y comercial, medios de comunicación, agencias informativas, canales para conocernos mejor.
- @gcastroibarra
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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