Este 1 de agosto, la amenaza del arancel del 30% impuesto por Estados Unidos a productos mexicanos entra en vigor si no hay un acuerdo previo. Aunque sería un golpe para la economía, Alejo Czerwonko y Gabriela Soni, de UBS, estiman que no sería catastrófico, siempre que se respeten las reglas comerciales vigentes.
De acuerdo con información de La Crónica, los expertos advierten que el impacto económico sería limitado, pues el 85% de las exportaciones mexicanas a EE.UU. están protegidas por el T-MEC y sólo el 15% restante podría sufrir el arancel. Este grupo incluye productos como componentes automotrices fabricados en terceros países, acero y aluminio.
La Presidenta Claudia Sheinbaum mantiene optimismo y confía en que México y EE.UU. alcanzarán un acuerdo para reducir o eliminar estos aranceles, pese a que ambas partes mantienen posiciones firmes en las negociaciones encabezadas por Marcelo Ebrard.

Kenneth Smith Ramos, exnegociador del T-MEC, recomienda que México y Canadá exijan el cumplimiento total del tratado, evitando cualquier arancel sobre productos que cumplan las reglas de origen. También alerta sobre el riesgo de aceptar cuotas en acero y aluminio, lo que podría abrir la puerta a futuras barreras comerciales.
México tiene fortalezas únicas en esta negociación: es el principal proveedor de insumos para la manufactura estadounidense, su mercado agrícola es clave para EE.UU. y juega un papel estratégico en la competencia con China. Aprovechar estas ventajas será clave para lograr una negociación equilibrada y favorable.
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