La derrota ante Monterrey golpea en lo deportivo y en lo emocional, y obliga al club a replantear el rumbo.
El América quedó eliminado frente a Rayados en una serie dolorosa que dejó a la afición con sentimientos encontrados: orgullo por la entrega en la vuelta, pero frustración por los errores que marcaron la eliminatoria.
Aunque las Águilas ganaron 2-1 en el Estadio Ciudad de los Deportes, el global 3-2 favoreció a Monterrey y confirmó el adiós adelantado de los azulcremas.
La caída vuelve a poner bajo presión a André Jardine. No es solo la eliminación, sino la forma: sus decisiones tácticas recientes como dejar fuera a Brian Rodríguez y relegar otra vez a Ramón Juárez alimentaron dudas dentro y fuera del vestidor.
Para un técnico que no había quedado fuera en Cuartos desde su tricampeonato, este tropiezo pesa más de lo habitual.
Hoy el club debe decidir si este golpe es una pausa en un proyecto exitoso o el inicio de un desgaste real.
Jardine mantiene respaldo por lo logrado, pero la exigencia azulcrema no perdona: su futuro dependerá de un análisis interno que combine resultados, sensaciones y la confianza del grupo para volver a competir al máximo nivel.
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