ACAPULCO, UN PARAÍSO QUEBRADO POR EL VIENTO

3 de enero de 2024. “Me avisan cuando lleguemos; voy a dormir un rato”, dije a la mitad del camino. “¡Pero si tú vas manejando!”. “Ah, de veras…”. Era broma, desde luego, y es que hacía años que no tomaba una carretera tan tranquila. Hasta el frío en Tres Marías estaba disfrutable, aunque no tanto como el taco de cecina y la quesadilla de huitlacoche.

Rumbo a Acapulco voy maquinando un meme: ahí estoy tumbado en un camastro en la playa, con un coco y un libro, mientras escribo: “Aquí sacrificándome para apoyar a mis hermanos costeños damnificados por la furia del huracán”.

“Lo que el viento le hizo a Juárez”, eso fue lo que le hizo el huracán a las palmeras, podría decirse. Las veo renacer y admiro sus retoños aferrados a la vida desde lo alto de sus delgados y flexibles troncos. Se me ocurre un haikú: 

PALMERAS 
Largas, elásticas, 
ya vuelven sus retoños…
Sobrevivientes. 

“Después de la tempestad viene la calma”, y tres meses después de la devastación que dejó el huracán Otis podemos admirar una bahía hermosa, serena. Del lado izquierdo está la gran piedra, a la que hace unos 30 años llegué nadando nada más para clavarme tres aguijones de erizo, uno de los cuales se me quedó en el talón de Aquiles, mi punto débil…

“¿Viste Soy leyenda? –le pregunta a mi hijo el niño de las quesadillas–. Así estaba Acapulco, con la gente robando, vuelta loca”. “Es normal, para comer”. “Pero robando pantallas y videojuegos”. “Quizá siga siendo lo normal”. Por mi mente vuelan imágenes de vampiros en busca de personas, y también celebro la derrota de los otros vampiros, los más escalofriantes: los vampiros neoliberales.

Con su hotelería al 30 y su comercio al 50 por ciento, Acapulco sigue siendo Acapulco, y eso se aprecia en la amabilidad de su gente, que ahora está esperanzada, contenta porque los apoyos han llegado, lo cual podemos corroborar con las filas de personas recibiendo ayudas en diversos lugares y en lo que nos narran los guerrerenses.

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10 de enero de 2024. Un animado López Obrador ha vuelto a Acapulco para informar a los habitantes del puerto y de Coyuca de Benítez cómo va el plan de reconstrucción con el que se enfrentaron los efectos dañinos del huracán.

Funcionarios del gabinete exponen los avances, luego de 77 días del violentísimo arribo de Otis. Se concluyó la fase de atención a la emergencia y ya se llevan a cabo las acciones de reconstrucción. Los funcionarios públicos federales que están trabajando en Acapulco son casi 3 mil, sin contar a los casi 25 mil elementos de las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional.

Como sabemos, los más de 15 mil millones de pesos producto de la extinción de los fideicomisos del Poder Judicial no podrán utilizarse para apoyar a los damnificados del huracán Otis.

“Puras habas” –decía mi padre–, pues gracias a los ahorros y al buen manejo administrativo de este gobierno ha sido posible invertir, hasta ahora, 25 mil 689 millones de pesos en la reconstrucción.

Es mentira que el presidente haya abandonado a los guerrerenses. Todo lo contrario. La mezquindad está en los que se dicen opositores y en lo que todos los días aseguran los medios corporativos de comunicación. 

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Después del informe, Andrés Manuel toma la palabra:

“Ya todas las familias de Acapulco tienen sus recursos para la reconstrucción de sus viviendas; estamos hablando de 250 mil familias que ya tienen en sus manos sus apoyos, que ya están adquiriendo materiales de construcción y están rehabilitando sus casas. Eso nos da mucho gusto.

También, como aquí se ha informado, ya se están entregando enseres domésticos, 80 mil paquetes, pero [como] se necesitan alrededor de 250 mil […], se tuvieron que hacer gestiones para adquirir estos electrodomésticos en China, en Corea, y ya se tiene la contratación de estos enseres, y a más tardar en marzo van a estar ya en los hogares de todas las familias de Acapulco y de Coyuca […].

Todavía vamos a seguir trabajando en mejoras para el desarrollo urbano en Acapulco y en Coyuca, en lo que tiene que ver con agua, con drenaje; va a continuar la labor de limpieza. Desde luego, lo relacionado con la salud y la educación. Ya tenemos el presupuesto para la rehabilitación de todas las escuelas […], la rehabilitación de mercados con la participación de los locatarios. Y, como ya dije, en la rehabilitación de las viviendas con la gente y un sistema de autoconstrucción: se les dan los recursos, ellos están adquiriendo los materiales, contratan a los maestros de la construcción, y así vamos avanzando. Es una labor conjunta […].

Y termino diciéndoles que vamos a seguir informando del avance. Me gustaría que regresáramos, vamos a hacerlo, pero que cuando regresemos a otra conferencia, aquí, en Acapulco, ya empecemos a entregar los primeros certificados de rehabilitación de las casas; eso sería algo extraordinario […]. Y decirles que, a partir de hoy, igual a los pescadores, se les van a entregar ya todos sus apoyos y vamos a seguir adelante”.

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Comedia en cinco actos:

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