Puedes heredar la simpatía que algún amigo de tus padres tiene hacia ellos y por cercanía te estima. Pero la capacidad y los méritos para sacar adelante compromisos laborales, son propios. Pero cuando ese mismo amigo de tus padres es el presidente de la República Mexicana y te invita a ser parte de su gabinete, tienes que demostrar lo que sabes hacer tú. No tus papis.
No te mantienes en el cargo nada más por ser hija de sus cuates y agradarle.
Este es el estigma que pesaba sobre los hombros de Luisa María Alcalde Luján cuando fue asignada como Secretaria del Trabajo y Previsión Social en 2018. Siendo hija de Bertha Luján, ex contralora del Gobierno del Distrito Federal en la administración de López Obrador y de Arturo Alcalde, abogado y asesor sindical, columnista recurrente de La Jornada; lo menos que “le tocaba” era ser tomada en cuenta para el cargo que desempeñó durante casi 5 años.
Pero decir que su designación fue por amiguismo sería irresponsable, estúpido y sumamente ofensivo.
Luisa se ganó la secretaría a pulso. Por ser ella y no la hija de Bertha y Arturo.
Recuerdo vívidamente a la diputada del cabello chino y los lentes (al menos así la identificaba yo) mientras planteaba su posicionamiento en tribuna, en San Lázaro. Flanqueada y acosada por diputadas del PRI diciendo: “estoy rodeada de compañeras del PRI que están “vigilando” que nada diga, que nada suceda. Así quiere sacar Enrique Peña Nieto esta reforma”.
Tenía 25 años y le “hablaba de tú”, exigiéndole a Peña bebé. ¡Qué mujer!
Durante ese mismo periodo, siendo diputada federal, ocupó el cargo de secretaria en la comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara de Diputados. Y posteriormente su propuesta más importante fue la de mejorar las condiciones del salario mínimo.
En su texto “El salario mínimo en un entorno de contradicciones”, Luisa explica la dificultad que tuvo como legisladora para proponer un aumento del mismo, de una manera más simple.
Importantísimo reconocer que el presidente López Obrador será recordado como el ejecutivo federal que durante su sexenio permitió que el salario mínimo nominal creciera sustantivamente, año con año. Algo que no se veía en anteriores administraciones. Pero ¿Por qué? Porque hubo una secretaria del trabajo empática con la clase obrera. Humanista.
Luisa lo provocó junto con el presidente, porque les importan los obreros. Así de claro y contundente. Le interesó demasiado y cumplió con creces su labor en Trabajo y Previsión Social.
Sin duda.
Ahora bien, siendo nombrada a partir del 19 de junio de 2023 como Secretaria de Gobernación, se encuentra en una posición privilegiada para demostrar que su gran manejo en la anterior encomienda de gabinete, no fue fortuito.
No es la primera mujer en ocupar el cargo más notable en Gobernación, pero sí la más joven. Luisa tendrá un año para demostrar una vez más de lo que está hecha. No me preocupa, seguro callará a sus haters con determinación y buen desempeño.
La política interior de México está en manos de una joven mujer que sabe trabajar con base a resultados. Heredó ética profesional.
Luisa Alcalde suena tanto a Lois Lane, que Superman queda de lado.
¡Enhorabuena, señora Secretaria! Te admiro, respeto y auguro una prolífica carrera en el servicio público mexicano.
Más mujeres como tú. Hoy, en el 2030 y siempre.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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