A un año de que sea votado el o la que habrá de suceder en la presidencia de la República al más importante líder de izquierda en décadas, nadie parece imitarlo, ya no digamos parecérsele a pesar que en días recientes alguno de los legisladores del movimiento arengaban una “obradorización” del país.
Digo esto porque en la inexorable sucesión que habrá de acontecer en doce meses más seguimos sin vislumbrar alguien que tenga un camino tan andado como el actual mandatario, forjado por años de lucha combativa, alguien con ese nivel de experiencia que solo dan los años, las tablas y las convicciones para manejar como ninguno otro las adversidades que representa la lucha social de causas justas.
Resulta para todos preocupante que hoy como ayer, tal cual ocurrió en el caso de Miguel Ángel Máncera quien de forma arribista y por el solo hecho de llevar la marca “AMLO” triunfó con holgura para ser jefe de gobierno de la capital del país, pero una decepción política para las grandes esperanzas que ahí se forjaron por creer que al estar del lado de Andrés Manuel sería suficiente para garantizar un buen gobierno, sin embargo vimos el retroceso.
Hoy ocurre eso mismo, prácticamente por default el abanderado del movimiento que va a competir en 2024 tiene casi garantizada la presidencia y por ello resulta peligroso que ese futuro o futura candidata vuelvan a vender la dignidad y traicionar los principios básicos del movimiento transformador pues no habrá después la figura garantista (el presidente actual) de que seguiremos transitando hacia el Estado de Bienestar y felicidad planteado por tantas y tantos compañeros de lucha incansable.
Sin demeritar las trayectorias de los hoy todavía aspirantes a la sucesión presidencial por parte de la 4T, y también sin el ánimo de comparar carreras políticas no podemos dejar de señalar que todos los apuntados, se ven disminuidos en ideas, planteamientos, principios y experiencia en el ámbito político de oposición pues en realidad el verdadero artífice de la gran hazaña del movimiento, es Andrés Manuel López Obrador.
Por esa razón es importante que el candidato del movimiento sea perfectamente elegido y seleccionado; y no se repitan las historias de arribismo, oportunismo y prácticas acomodaticias. Sería un error imperdonable.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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