Ayer, el ex ministro (o ministro en retiro, como les gusta llamarse y que les llamen) José Ramón Cossío Díaz, compartía en su cuenta de twitter una de sus columnas de opinión, la cual tituló: “¿para qué quieren elegir a los jueces?”.
Ante esto, lo prudente sería esperar una serie de argumentos o diversas razones por las cuales se realice una crítica al por qué los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no deben elegirse mediante voto popular.
Sin embargo, lejos de esto, el propósito del exministro era «relevar» las oscuras intenciones del presidente López Obrador, pues en el fondo de esta propuesta, según afirma, “se trata de un intento de subordinación a su gobierno”.
Aseguró, además, que esta propuesta se deriva después que la SCJN declaró inconstitucional algunos puntos de la Ley de la Guardia Nacional y otros puntos que forman parte de la reforma electoral.
Ahora, hay que analizar bien la situación. Primero que nada, habría que cuestionar hasta qué grado la propuesta de reformar al poder judicial y «meter mano» a la SCJN es un plan del presidente López Obrador.
Para el ex ministro es claro que se pretende una subordinación “a su gobierno”. Pero ¿de qué gobierno? En caso de aprobarse una reforma en ese sentido, seguramente el presidente López Obrador, para ese entonces, ya no formaría parte de la administración pública federal, a menos que el ex ministro crea que este proceso pueda hacerse en un plis-plas.
Además, tal reduccionismo pretende opacar la exigencia ciudadana, lo cual es algo siniestro; como si solo de hoy se hiciera crítica al poder judicial; como si la gente fuese irrelevante y no tuviera años soportando malas resoluciones del poder judicial; como si solo hoy se enteraran de que las cosas, por alguna razón, parecen no ir bien.
Por tanto, no vale decir que todo este embrollo es por lo de la guardia nacional y el «Plan B», sino que viene de mucho antes. No son pocos los casos en los que la SCJN se ha visto involucrada en casos sensibles y que han provocado indignación en los ciudadanos.
Por lo mismo, las fronteras no están muy claras, por lo que no se sabe hasta qué punto esto es propuesta del presidente López Obrador o si es una exigencia ciudadana legítima.
Ahora, segundo. En caso de ser una exigencia ciudadana, no valdría apelar cosa alguna. Ahí estan, por ejemplo, los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) quienes son elegidos por la política partidista actual y los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) igual, aunque a propuesta de los ministros de la SCJN. Sin embargo, en tal caso pareciera que no habría nada malo.
No obstante, esa es una de las cuestiones que se pretendían cambiar con el llamado «Plan B», y que tanto consejeros como magistrados fueran elegidos mediante sufragio. He ahí el tercer punto. Todas estas reformas van en un mismo sentido: democratizar. No se trata de hacerlo a medias o a conveniencia. Por tanto, se equivoca Cossío Díaz.
Debió expresar razones de peso del por qué elegir a los jueces mediante sufragio no parece ser buena idea. Argumentar seriamente, mas no señalar eufemismos. En este espacio, incluso, ya se han señalado varios porqués y señado que la apuesta debe ser a estructurar una verdadera carrera judicial.
Pero bien, el ex ministro dejó pasar su oportunidad, y aprovechó su espacio solo para despotricar en contra del ejecutivo federal. Cosa que tampoco es sorpresa, ya que es de conocimiento público que no es de su agrado.
Con todo, si el ex ministro tuviera razones de peso reales, sería bueno escucharlo, con el fin de elevar el debate y decidir sobre este rubro.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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