Finalmente, tenemos buenas noticias. La partidocracia despierta e intenta imponerse a la democracia, recuperar los espacios perdidos, arrebatados por las huestes electorales. Y no, no estoy hablando de que esa Torre de Babel, que algunos llaman Va x México, siga trabajando por revivir los privilegios que PRI, PAN y PRD vieron amenazados con el triunfo de Morena en 2018. No, estoy hablando de buenas noticias de verdad, estoy hablando de una alianza entre la Torre de Babel y Morena, el PT y el Partido Verde.
Una alianza para confirmar que con el poder no hay otra cosa que hacer que no sea ejercerlo de manera vertical y manteniendo a quienes se encuentran abajo aplastados, imposibilitados de moverse, maniatados y dependientes. Estoy hablando de buenas noticias porque la reforma ─lamentablemente fallida─ constitucional en materia electoral, minaba la capacidad del Tribunal Electoral en cuanto a temas relacionados con acciones afirmativas se refiere. Buscaba, y la búsqueda es el primer paso, garantizar y perpetuar la supremacía ─que tanto daño ha sufrido y tan injustamente ha sido vituperada─ de los hombres blancos, heterosexuales y cercanos a la tercera edad, la versión mexicana del WASP gringo.
No faltará quienes sientan que, con intentonas como ésta, los partidos políticos cercanos a la “sociedad civil apartidista”, traicionan el espíritu de consumo de la “marea rosa”. No se confundan, una cosa es no tocar al INE para contener los riesgos de la democracia y evitar que el clamor popular se desborde y termine aniquilando los siempre bien merecidos privilegios de la clase privilegiada, y otra ─muy diferente─ es permitir que el INE y el Tribunal Electoral tengan facultades para socavar las facultades de los lideres partidistas dentro de esos cotos de poder llamados partidos políticos ¿Me explico? Hoy por hoy México tiene un Congreso paritario, prácticamente el 50% del les legisladores son mujeres, hay treinta y siete diputados indígenas, seis afromexicanos, cuatro personas LGBTTI, diez migrantes y ocho personas con discapacidad. Es decir, casi el 60% de nuestros congresistas pertenecen a algún grupo beneficiado por las acciones afirmativas ¡El horror! ¡Ahora resulta que el hombre blanco y heterosexual es la minoría! Y no solo eso ¡Resulta que vamos a permitir que las minorías se gobiernen a si misma, que legislen a su favor! ¿Se dan cuenta del escándalo? Si estando fuera de las instituciones que toman decisiones en el país, pudieron apoderarse de ellas ¿De que van a ser capaces una vez dentro? Urge más partidocracia heteropatriarcal que se asuma como tal y reclame lo que le es propio.
La iniciativa propuesta por Marko Cortes, remedo de líder PANista, a la que sin pensarlo dos veces, se unieron el PRI y el PRD y a la que un poco después se sumó esa izquierda que se inclina a la derecha de Morena y el PT, pone el dedo en la llaga, pone el dedo en la imperiosa necesidad de necesitar impedir que las minorías económicas, políticas y culturales del país se den cuenta de que pueden tomar el poder, decidir por si mismas sin depender del hombre blanco, y que pueden hacerlo mejor que el hombre blanco heteropatriarcal. El problema es ese, que las acciones afirmativas terminen por demostrarle a las minorías que son capaces de tomar el control del país, que dejen claro que los dirigentes actuales y la minoría privilegiada a la que representan no solo no pueden hacer bien las cosas, sino que ni siquiera son necesarios… si algún peligro conlleva la oleada WOKE, es el de evidenciar lo innecesario de los representantes WASP. La partidocracia se antoja como el ultimo bastión que le queda a estos hombres blancos, heterosexuales y heteropatriarcales, desde el cual pueden resurgir como el Ave Fénix para recuperar los espacios cedidos a la lógica de las cuotas. La falsificación de documentos para demostrar que los candidatos pertenecen son indígenas o migrantes, de la cual Marko Cortes es experto, no es suficiente, se necesita atacar el problema de raíz.
Entrados en gastos
El panorama, a pesar de que se frustrara la reforma y se expusiera públicamente la ambición y el estoico cinismo vulgar de los lideres partidistas por perpetuarse en el poder de su coto de poder y tener el control absoluto de las candidaturas sin intromisión de las cuotas establecidas, es positivo, no solo contamos con la alineación del liderazgo dentro de Morena para luchar a favor del heteropatriarcado partidista. No. También contamos con la ministra Piña, que daría lo que fuera por defender y garantizar la libertad de hombres blancos corruptos, y hay grandes mujeres que han aprendido a pensar y comportarse como hombre o para proteger a los hombres del acoso de ideologías que quieren arrebatarles lo que les pertenece. Contamos con las Lilly Tellez, las Margarita Zavala, las Beatriz Paredes, las Kenia López Rabadán, y un sinfín de grandes luchadoras por la equidad en cuestiones de género que no permitirán que los hombre blancos, heterosexuales y cercanos a la tercera edad, se conviertan en una minoría política que viva a expensas de las decisiones que tomen esas minorías que en realidad son mayoría.
- Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es Dar las gracias no es suficiente.
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