Los Estados de la República Mexicana que no han entrado al sistema IMSS Bienestar están pasando por una situación muy delicada en los servicios de salud, tanto aquellos que representan un derecho de los trabajadores afiliados al propio Instituto, como los que son parte del sistema de salud pública.
Además de la carencia de médicos familiares y especialistas, se padece la tremenda saturación de las Unidades de Medicina Familiar, en las que los médicos se ven obligados a dar consultas de 15 minutos máximo a cada paciente durante su turno lo que provoca una falta de calidez e interés genuino por parte del doctor hacia sus pacientes, porque por más que lo intenten o quieran y les dicte su vocación y profesionalismo, están exigidos a dar muy poco tiempo a cada persona que acude a un servicio por el que el trabajador paga en proporción a su salario, al igual que su patrón y el propio gobierno mexicano.
Los trabajadores y sus familias se ven obligados a largas esperas de varias semanas y después horas en su clínica para poder acceder a una consulta en Medicina Familiar en la UMF que les corresponda, pero cuando se trata de acudir a una consulta con un especialista en un Hospital General de Zona, las esperas son mucho más largas porque llegan a ser de 4 meses y a veces más. La pregunta es ¿Qué pasa con aquellas personas que han adquirido alguna enfermedad que por falta de atención y diagnóstico pronto se agravan hasta convertir su enfermedad en una en etapa terminal? ¿Quién responde por el sufrimiento de esas familias?
Agregado a lo anterior, existen muchos trabajadores del propio IMSS cuya actitud frente al trabajador y su familia cuando estos se presentan a solicitar el servicio por el que pagan, es displicente, poco amable y carente de toda consideración. A esto hay que agregar que todavía existe un importante desabasto de algunos medicamentos y sigue habiendo carencias materiales en clínicas y hospitales, hay ejemplos concretos en Tabasco, Yucatán, Guerrero, Michoacán de personas que no reciben sus medicamentos o que no pueden acceder al servicio de diagnóstico por laboratorio o imagenología por no haber citas hasta pasados 3 meses de su última cita con el médico. Es una situación insostenible y cuyo costo político puede ser muy alto y capitalizado por los neoliberales fascistas de la oposición.
Entre los médicos y los trabajadores de la institución, existe el temor de que al integrarse al sistema IMSS Bienestar, la saturación se incremente de manera exponencial y las fallas existentes se conviertan en problemas gigantes y de mucho más difícil solución. Entre ellos se contempla la necesidad de expandir la cantidad de Unidades de Medicina Familiar, Hospitales Generales de Zona, laboratorios de análisis clínicos, unidades de diagnóstico imagenológico, con lo que se tendrá que incluir la contratación de personal suficiente en todas las áreas. Por todo lo visto como realidad constante y cotidiana, se vuelve urgente y de importancia capital que la integración de los estados al IMSS Bienestar se acelere y que los recursos que se están utilizando sean fiscalizados con mucha precisión y rapidez para que la garantía constitucional y la promesa presidencial con relación al tema se conviertan en hechos concretos que incidan en la calidad de los servicios de salud para todos los mexicanos.
Se hace indispensable que existan programas de capacitación permanente para todas las personas que trabajan en el IMSS y para aquellas que serán contratadas en el futuro cercano para sensibilizarlos sobre la importancia de la calidez con que se precisa que atiendan a quienes se acerquen con la necesidad del servicio.
Las diferencias entre la atención, cobertura médica, de insumos y medicamentos en los estados que ya se han integrado al Sistema IMSS Bienestar, son verdaderamente notables y plausibles, el camino trazado es el correcto y se comprende que los planes se modificaron y atrasaron debido a la pandemia de COVID-19 que hizo evidentes las condiciones en que los gobiernos neoliberales corruptos dejaron al viejo sistema de salud que era únicamente una vil simulación y un barril sin fondo a través del que muchos de ellos se enriquecieron.
El tiempo del rescate energético llegó justo a tiempo y el del rescate del sistema de salud está operándose para lograr la garantía constitucional y cumplir la promesa de la Cuarta Transformación que propiciará una transición sexenal tersa y segura en favor del Pueblo.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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