Los Patita de Perro han sido constantes en su generosidad y solidaridad con el movimiento de transformación -en su concepción más amplia: como instrumento del pueblo de México para el cambio cultural y de mentalidades-. Su música, creatividad y originalidad los han consagrado como pioneros y portavoces del rock para las y los niños. Tocan y cantan a los chavitos de una sociedad que navega a contracorriente de estándares musicales fundados desde el exterior, las rolas de los carnales Pata son oxígeno para el alma; diversión sana e irreverente ante realidades muy adversas.
Los Patita se han presentado en todo tipo de espacios: escuelas, deportivos, centros de espectáculos, plazas públicas, estadios, foros o simplemente donde las condiciones permitan conectar la música con los más pequeños y con sus familias también. A ras de tierra participan o en los auditorios y festivales más encumbrados.
En tiempos de machismo, racismo y violencia difundidos por el llamado reggaetón; resurgen las ingeniosas voces de los originarios de Puebla, que latiendo al ritmo de rock abren camino a las nuevas generaciones para tener opciones realmente culturales ante sus oídos. Otros horizontes que trascienden la simple música plástica, domesticada y comercial, para en contraparte formar y trasmitir cultura, eso también son los Pata.
Desde su primer disco grabado “Rock para niños” (del emblemático año 1994) han recorrido el país de norte a sur, de oriente a occidente, para incendiar de imaginación, fraternidad y rebeldía a los rincones de México. Los Patita cuentan en su repertorio con más de 10 discos y 100 rolas, algunas de ellas auténticos himnos como “La niña futbolista”, “Vamos a brincar” y “Acapulco en la azotea”.
El 29 de junio, el Senado de la República rindió un merecido y emotivo homenaje a los músicos de Patita de Perro; en el recinto parlamentario sonó una rola inspirada en las madres solteras. Durante la ceremonia la presidenta de la Comisión de Cultura del Senado, Susana Harp ofreció palabras en reconocimiento a las casi tres décadas del quehacer musical de Nacho Pata, Charly Pata y Pancho Pata.
En los años de la resistencia Nacho Pata fue un gran animador de la esperanza obradorista, fue participe del Festival AMLOVE en la explanada de Bellas Artes de 2010, donde el pueblo formó un enorme corazón humano en apoyo a la lucha de Andrés Manuel López Obrador. Ahí llegó Nacho con su guitarra para compartir rolas y fraternidad en los difíciles años del calderonismo. También lo hizo en el festival de Cuernavaca, Morelos el 14 de febrero de 2011, cuando los obradoristas llevaban arte y cultura a las plazas para rechazar con la fuerza del amor la violenta vía del espurio Calderón que sacudía México con una guerra absurda y hoy sabemos pactada.
Nos llama a la reflexión la música y letras de los Patita de Perro, en un contexto donde se nos convoca a retomar valores, a ser rebelde y desmadroso pero también a tener amor al prójimo y a la comunidad. Desde estás páginas nos sumamos al homenaje que se les ha rendido.
Ellos siguen caminando con humildad y apego profundo al dirigente de la Cuarta Transformación, lo hacen desde su trinchera cultural, sin ánimo panfletario sino auténticamente comprometido con los más chavitos, con los más vulnerables; los niños como el futuro de un pueblo que todos tendríamos que cuidar, atender y alentar.
Charly Pata ha dicho estas palabras desde la máxima tribuna del país: “Nuestra única función en esta vida y para lo que hemos llegado a este planeta, es para tocar los corazones y pensamientos de la gente. Somos capaces de hacer reír, de hacer llorar, de hacer pensar, o de disfrutar a alguien sin siquiera tocarlo”.
Sobre el papel del arte, los Patita han expresado: “Somos capaces de hacerte cuestionar sobre tu propia existencia. El arte es capaz de hacer transformar tu existencia”.
Enhorabuena por una trayectoria musical cargada de amor al pueblo y a los más pequeños.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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