Triste, enojado, derrotado, desilusionado y un gran muro de adjetivos se me vienen a la mente para expresar cómo me siento al conocer la derrota electoral de la izquierda chilena ante la ultraderecha pinochetista filo fascista. De esta derrota política y lo qué significa para Latinoamérica hablaremos a continuación.
Chile fue el surgimiento de la implementación del experimento neoliberal que llegó con sangre, mucha sangre. Al derrocar al gobierno socialista de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973 con un golpe de Estado e instaurar una dictadura militar muy sangrienta, miles de desaparecidos y asesinados por muchos años.
Y esos ríos de sangre vinieron acompañados de una privatización de casi todos los bienes del pueblo chileno. Ahora todo se debía comprar y pagar, ya no existía casi los servicios públicos, todo eso era una ilusión.
Aún cuando Pinochet pierde a finales de los 80 su mandato en un referéndum histórico que ganó el “No” dando paso a la transición democrática de elecciones, siguió gobernando veladamente el neoliberalismo y las oligarquías chilenas y extranjeras.
Todo esto trajo mucha pobreza y desigualdad social, que se manifestó en descontento popular de muchos sectores (obreros, campesinos, profesorado, personas sin vivienda y sin pensión digna) donde la batuta principal la tomaron los estudiantes que hicieron movimientos impresionantes.
La revuelta popular se intensificó hace unos años uniendo a todos los sectores agredidos que con la situación del aumento del costo del metro generó un movimiento social que sacó a más de un millón de personas a la calle y que fue reprimido brutalmente.
Parte de la victoria de Borich en la presidencia fue debido a esa revuelta popular. Pero claro que les falló, un proyecto de nueva constitución que no contó con el respaldo suficiente porque no se construyó desde la izquierda social.
Además, no tocó a los mandos militares, defendió a los carabineros, siguió victimizando a los presos políticos de la revuelta mencionada, aumentó la inseguridad y no terminó por implementar las políticas públicas que respondieran al pueblo que lo llevó al poder.
Este actuar timorato con su pasado dictatorial e incluso con medios de comunicación de derecha también abonó a que se construyera el camino perfecto para que la derecha radical avanzara.
Pinochet parece ser que no se ha ido de las esferas del poder, ni siquiera teniendo como presidente a un líder estudiantil que luchó contra la neoliberalización de la educación pública fue suficiente, siguió gobernando Pinochet.
Tanto que aprender de Allende, tanto que aprender de Borich, para bien y para mal son conclusiones que debemos reflexionar, no podemos seguir permitiendo que los gobiernos de izquierda le den paso al fascismo, debemos ser serios y ser de izquierda sin coquetear con la derecha por razones vacías de gobernabilidad y esas mamad@s, México es un faro de luz de la izquierda mundial y debemos tomarnos en serio nuestro papel.
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