Por: Nathael Pérez
Un nuevo estudio de Scientific Records reveló que las letras de las canciones más populares en EUA —desde 1973 hasta 2023— muestran cada vez más un reflejo de estrés, negatividad y simplicidad. Sin embargo, tras grandes crisis como 9/11 y la pandemia de COVID-19, el público pareció buscar música más positiva y menos estresante, como una manera de “escape emocional”.
La música cuenta historias, pero también cuenta algo más profundo: cómo se siente una sociedad en cada época, tal como reveló un extenso análisis publicado en Scientific Reports, donde investigadores examinaron más de 20 mil letras de canciones que llegaron al Top 100 del listado Billboard en EUA durante los últimos cincuenta años.
El hallazgo general es claro: las letras se han vuelto más negativas, más estresantes y más simples con el paso del tiempo. Lo que parecía una intuición cultural se confirma ahora con datos duros.

Pero el estudio también muestra un fenómeno sorprendente: en momentos de crisis nacional la tendencia se frena. Por ejemplo, tras los atentados del 11 de septiembre y, de forma más marcada, con el inicio de la pandemia de COVID-19, los oyentes se inclinaron por canciones menos estresantes, más positivas y, en algunos periodos, con mayor complejidad lírica. Lo que puede sugerir que el público se toma “un respiro emocional colectivo”.
Tres tendencias claras en cinco décadas
Los investigadores analizaron el contenido emocional con herramientas de lenguaje natural y, de acuerdo con los resultados, desde 1973:
- Creció el uso de lenguaje asociado al estrés
- Disminuyó la positividad en las letras
- La complejidad estructural cayó (las composiciones se hicieron más simples y repetitivas)
Este patrón coincide con otras señales culturales: el aumento de ansiedad y depresión reportado en estudios de salud mental, el tono más sombrío de los medios y hasta el declive en ciertos indicadores cognitivos.
Las crisis cambian el oído colectivo
Cuando los investigadores se concentraron en lo que ocurrió alrededor de eventos traumáticos —9/11 y la llegada del COVID-19—, esperaban encontrar un incremento pronunciado de estrés y negatividad en la música más escuchada, pero dieron con el resultado contrario.
Tras el 9/11 hubo indicios tenues, pero el cambio más fuerte llegó con la pandemia: los oyentes buscaron letras más positivas y menos estresantes. En plena incertidumbre global, las listas de popularidad reflejaron un intento casi instintivo de compensar el ánimo social.
Los autores interpretaron esto como una forma de regulación emocional colectiva, similar a lo que describe la Mood Management Theory: ante el malestar, la gente opta por música que alivie, no que profundice el sentimiento.

La economía no influye tanto como se creía
Un elemento adicional del estudio fue comparar las variaciones anuales en las letras con el crecimiento del ingreso familiar en EUA. Aunque podría pensarse que una economía robusta reduce el estrés cultural, no hubo una relación significativa entre ambas variables.
2016: un giro inesperado
Entre tantos datos, hubo una sorpresa: la complejidad lírica parece haber repuntado durante la presidencia de Donald Trump, en contraste con el periodo previo. Aunque los autores insisten en que no se trata de una relación causal, sí es un punto que invita a investigaciones futuras sobre cómo el ámbito político moldea la cultura pop.
Música: termómetro emocional
En conjunto, el estudio ofrece una mirada a la relación entre cultura popular y estados emocionales colectivos. Las letras de las canciones que dominan la radio, las plataformas de streaming y las redes sociales no solo entretienen: también revelan cómo se siente cada generación.


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