Por: Eduardo Blanco
La Selección Mexicana dejó atrás los ensayos cómodos y anunció amistosos ante Portugal y Bélgica, dos selecciones Top-10 del ranking FIFA. La apuesta: medir el nivel real antes del Mundial 2026.
La Selección Mexicana decidió que, rumbo al Mundial 2026, es hora de pruebas que duelen, enseñan y, sobre todo, exigen. La Dirección Deportiva confirmó que Portugal y Bélgica serán los rivales de la Fecha FIFA de marzo, dos selecciones instaladas en el Top 10 del ranking FIFA y que obligarán al Tricolor a competir a máxima intensidad.
El primer examen será el 28 de marzo en el Estadio Banorte, recinto que reabrirá sus puertas con un duelo de alto calibre ante la Portugal de Cristiano Ronaldo. Tres días después, el 31 de marzo, el equipo nacional viajará al Soldier Field de Chicago para medirse ante Bélgica, una selección que mantiene su etiqueta de potencia en Europa.
El anuncio llega en un contexto donde México busca elevar su preparación tras meses criticados por amistosos de bajo nivel. En esta ocasión, la decisión va en sentido contrario: rivales de prestigio, planteles completos y escenarios donde cada error se paga caro. Portugal llega ubicado en el sexto lugar del ranking FIFA y Bélgica en el octavo, dos rivales que no regalan nada.
Uno de los focos mediáticos estará sobre Cristiano Ronaldo. Tras cumplir una sanción de un partido impuesta por FIFA después de una expulsión contra Irlanda, el delantero portugués está habilitado, aunque condicionado. Su presencia dependerá del comportamiento previo y de si Roberto Martínez decide incluirlo en la convocatoria. La expectativa, inevitablemente, será alta.
En el terreno histórico, el panorama es desigual. México nunca ha logrado vencer a Portugal en cinco enfrentamientos: dos empates y dos derrotas marcan el camino. Con Bélgica, la historia es distinta: siete partidos, tres triunfos mexicanos, dos empates y dos derrotas. Dos rivales, dos historias, dos realidades.
Estos amistosos representan algo más que simples partidos de preparación: son la oportunidad de medir a un México que busca identidad, solidez y rumbo antes de ser anfitrión mundialista.
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