La asistencia fue mínima, en la UNAM no hubo presencia y los vendedores se convirtieron en los protagonistas del evento.
Apenas una veintena de personas salió este 20 de noviembre desde el Ángel de la Independencia para la segunda marcha de la presunta Generación Z, mientras alrededor de cien medios de comunicación seguían cada paso del reducido contingente.
Uno de los manifestantes soltó a Los Reporteros MX: “Tenemos órdenes políticas de no hablar”, dejando entrever que la protesta podría estar bajo presiones externas.
Los asistentes, que se presentaron como “padres de la Generación Z”, justificaron la baja participación asegurando que “la gente está trabajando”. Pero el verdadero espectáculo lo dieron los vendedores: banderas de México con el rostro de Carlos Manzo, sombreros con moño negro y artículos del manga One Piece.
En la UNAM no hubo rastro de estudiantes. La cita de las 9:00 horas frente al mural de la Biblioteca Central quedó desierta, confirmando que la universidad no organizó ninguna protesta.
A diferencia del sábado 15 de noviembre, esta vez no hubo presencia del PAN ni de la marea rosa. Solo unas decenas con banderas, apoyadas por comerciantes que, a diferencia del fin de semana pasado, reportaron pocas ventas.
El contraste entre la cobertura mediática masiva, el operativo de seguridad y la escasa asistencia no pasó desapercibido. Los pocos manifestantes aseguran estar sujetos a órdenes políticas que limitan sus declaraciones, dejando más preguntas que respuestas sobre la verdadera organización detrás de la protesta.

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