La reforma laboral “paulatina”, frenada por Monreal y por Haces Barba, plantea que las 40 horas se vayan aplicando en áreas diversas y poco a poco, no de golpe, ni totalmente. Para los trabajadores es inaceptable.
En mi vida laboral pasé por una empresa en la que la jornada para la mayoría era de 9 horas por 5 días a la semana, se tenían 2 descansos de 15 minutos durante la jornada y 45 minutos para tomar alimentos, obviamente siempre podías ir al baño y no pasaba nada. La productividad era buena.
En esa misma empresa había áreas con jornadas especiales, 12 x 36 y 11 x 37, dependiendo de la especialidad y del servicio. Otra área, tenía una reducción de jornada de 50 minutos, así que la jornada duraba 8 horas 10 minutos, con los 2 periodos de 15 minutos y 60 minutos para tomar alimentos el total de tiempo de trabajo era de 6 horas con 40 minutos. La productividad era muy alta.
El sindicato le arrancó a la empresa importantes aumentos al salario base y nuevas categorías con funciones más especializadas en esa misma área de trabajo, pero cedió, con el consenso de los trabajadores y trabajadoras, que la reducción de la jornada desapareciera, así que la jornada ahora era de 7 horas con 40 minutos.
La empresa argulló que la productividad aumentaría, pero eso no ocurrió, la productividad se mantuvo exactamente igual, e incluso se redujo en los meses en que había más trabajo. Yo mismo lo viví.
Reducir la jornada de trabajo a 40 horas, será un acto de auténtico humanismo y una base sólida para la consolidación de la Cuarta Transformación, que se ve amenazada por errores puntuales y graves en Secretarías que son clave en la opinión y conciencia popular.
Me refiero a la SEP, donde los conflictos crecen por minuto: trabajadores de escuelas tecnológicas y politécnicas tomaron el edificio de Universifad 2000, mientras los académicos de la UPN tendrían que haber sido recibidos también hoy; la CNTE sigue exigiendo diálogo con la Presidenta Sheinbaum porque la SEP y su mesa de diálogo no resuelve nada, ni avanza. Delgado no funciona.
Lo más deseable es que la Presidenta reciba personalmente a estos grupos, para que se desengañe, empezando por los compañeros de #YoPorLas40Horas, a trabajadores y trabajadoras académicos y estudiantes de la UPN, a los de escuelas tecnológicas y politécnicas y así pueda ver con claridad la ineficacia de Delgado.
En otros rumbos, tenemos al Secretario Marath Baruch Bolaños López, sucesor de Luisa María Alcalde Luján ambos de Trabajo y Previsión Social, en quienes trabajadores y trabajadoras de México no podemos confiar; hay que ver la cantidad de expedientes que siguen en las supuestamente extintas Juntas Federales de Conciliación y arbitraje y no se diga en la Ciudad de México, a cargo de Inés González Nicolás, en cuya sobreviviente Junta Local de Conciliación y Arbitraje siguen existiendo expedientes de varios años, los que se han acumulado por la ineficacia de los funcionarios de las Juntas, tanto Presidentes, Secretarios y sobre todo Actuarios que no notifican a las empresas o notifican a los trabajadores en domicilios no señalados por ellos. Mucha negligencia.
Hoy las trabajadoras y los trabajadores mexicanos no somos tomados en cuenta por el Estado, en cambio sí los empresarios y sus cámaras, aunque al llegar muchos de ellos ofendan a la Presidenta de la República. ¿Habrá todavía un poco de “La Esperanza de México? No se ve por ningún lado. A quienes movemos el país se nos ignora, lo mismo que a las bases de MORENA. Se cobrará en el 2027 y en el 2030, lo malo que será en favor de la derecha fascista. Todavía estamos a tiempo. No es Claudia, no es Andrés Manuel, es el Movimiento quien debe ser la prioridad y no su dirigencia, todo el poder a las bases.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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