Polonia logra frenar subasta de documentos nazis en Alemania

La presión diplomática de Polonia y la indignación pública llevaron a que una subasta de cartas y documentos del Holocausto en Alemania fuera cancelada. El Gobierno alemán asegura que estos materiales no deben estar en manos privadas y anuncia medidas para evitar futuros eventos similares.

Una subasta de cartas de víctimas del Holocausto y documentos de los perpetradores, prevista para este lunes en Alemania, fue cancelada tras la fuerte reacción de Polonia y la sociedad civil. La casa de subastas de Neuss, cerca de Düsseldorf, retiró todos los objetos de su página web, poniendo fin a la polémica venta que había generado indignación internacional.

El ministro de Exteriores polaco, Radosław Sikorski, calificó la puja de “ofensiva” y agradeció a su homólogo alemán, Johann Wadephul, por impedir “tal escándalo”. Sikorski subrayó que “el respeto de las víctimas exige la dignidad del silencio, no el barullo del comercio” y pidió que los documentos fueran entregados al Museo de Auschwitz.

El Ministerio de Cultura alemán confirmó que tomará medidas para impedir que eventos de este tipo se repitan. “Estos documentos históricos de sufrimiento y crímenes no son para colecciones privadas. Deben conservarse en memoriales, museos e instituciones de investigación”, señaló el titular del departamento, Wolfram Weimer. Su homóloga polaca, Marta Cienkowska, anunció además la apertura de una investigación sobre la procedencia de los objetos.

Entre los cientos de lotes que iban a salir a subasta estaban cartas de prisioneros de campos de concentración, fichas de la Gestapo, estrellas judías y notas de comandantes nazis como Arthur Liebehenschel, utilizadas en su defensa durante los juicios de posguerra. Organismos como el Comité Internacional de Auschwitz y el Instituto Fritz Bauer criticaron la iniciativa como un acto “cínico y vergonzoso”, recordando que la documentación del Holocausto debe protegerse y exhibirse con fines educativos, no comerciales.

Inicialmente, la casa de subastas defendió la venta, argumentando que los coleccionistas contribuían a la investigación histórica. Sin embargo, la presión internacional y la crítica de los supervivientes llevaron a la decisión final de cancelar la subasta, reafirmando que el sufrimiento de millones no puede convertirse en mercancía.

Con información de Almudena de Cabo para El País.

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