Combatientes de Hamás atrapados en túneles ponen en jaque tregua en Gaza

El hallazgo de combatientes de Hamás ocultos en túneles bajo Rafah amenaza con colapsar las negociaciones de paz entre Israel y el grupo islamista. A pesar de los esfuerzos diplomáticos encabezados por Jared Kushner, el dilema militar y político refleja la fragilidad del alto el fuego y la posibilidad de una partición permanente de Gaza.


El conflicto en Gaza atraviesa una nueva fase de incertidumbre. Decenas de combatientes de Hamás permanecen atrapados bajo tierra, en los túneles de Rafah, una zona que ahora se encuentra bajo control israelí. La organización islamista exige garantías de salvoconducto para sus hombres, mientras Israel se niega a ofrecer cualquier concesión que pueda interpretarse como una victoria para su enemigo. Esta disputa ha convertido los túneles en el principal obstáculo para avanzar hacia un alto el fuego sostenible.

De acuerdo con fuentes diplomáticas, Jared Kushner, yerno del presidente de EUA, Donald Trump, regresó a Jerusalén para discutir con Benjamin Netanyahu los términos de un nuevo plan que incluya la amnistía parcial para los combatientes dispuestos a rendirse. Sin embargo, ni Hamás ni el gobierno israelí parecen dispuestos a ceder. Los mediadores internacionales temen que la prolongación del conflicto y el bloqueo en las negociaciones deriven en un nuevo ciclo de violencia que haga imposible la reconstrucción de Gaza.

La guerra, iniciada tras el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023, ha dejado más de 69 000 palestinos muertos, de acuerdo con cifras del Ministerio de Salud gazatí validadas por la ONU. Aunque el primer acuerdo de alto el fuego permitió liberar rehenes y aumentar la ayuda humanitaria, las acusaciones mutuas de incumplimiento han debilitado cualquier esperanza de estabilidad. Israel denuncia que Hamás retrasa la entrega de cuerpos y rehenes, mientras el grupo islamista afirma que el ejército israelí ha continuado con ataques encubiertos y restricciones al ingreso de ayuda.

La realidad sobre el terreno apunta a una partición de facto: más de la mitad de Gaza está bajo control israelí y el resto, aún dominado por Hamás, vive bajo asedio. La comunidad internacional advierte que la actual tregua podría transformarse en un bloqueo indefinido, donde las ruinas, los túneles y el cansancio humanitario sustituyan cualquier posibilidad de paz. En ese contexto, el “progreso diplomático” que proclaman Washington y Tel Aviv parece cada vez más un espejismo político que un camino real hacia la reconciliación.

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