El robo de ocho joyas valoradas en 88 millones de euros expuso la precariedad tecnológica del museo más famoso del mundo: contraseñas tan simples como “LOUVRE”, servidores con Windows 2000 y personal sin capacitación suficiente. Francia promete una reforma urgente en la seguridad del recinto.
El Museo del Louvre, orgullo cultural de Francia y emblema mundial del arte, enfrentó una crisis sin precedentes tras el robo de ocho joyas el 19 de octubre. Las piezas, valuadas en 88 millones de euros, continúan desaparecidas, y el caso ha destapado una cadena de fallas alarmantes en la seguridad del museo más visitado del planeta.
De acuerdo con revelaciones del diario Libération, algunos sistemas críticos del museo usaban contraseñas tan elementales como “LOUVRE”, mientras que otros equipos dependían de versiones obsoletas de Windows 2000, XP o Server 2003, sin soporte técnico desde hace años. El software encargado de la videovigilancia, desarrollado por la empresa Thales, se protegía con otra clave igual de básica: “THALES”.
Los problemas, sin embargo, no eran nuevos. Ya en 2014 la Agencia Nacional de Seguridad de la Información había advertido sobre vulnerabilidades severas y una falta de mantenimiento crónica. Aun así, nada cambió.
La ministra de Cultura, Rachida Dati, reconoció que el robo evidenció una “subestimación sistémica de los riesgos” que se arrastra desde hace dos décadas. Como medida, el Gobierno francés prepara ahora una reestructuración completa: nuevos dispositivos antirrobo antes de fin de año, una dirección específica de seguridad dentro del museo y formación obligatoria para todos los agentes encargados de la vigilancia.
Hasta el momento, las autoridades han detenido a siete personas vinculadas con el caso. Ninguna joya ha sido recuperada.
Con información de The Objective.


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