Desde el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, nuestro país recibió a estudiosos de la política de todo el mundo, principalmente de países desarrollados. Politólogos, catedráticos, estudiantes de diferentes carreras, funcionarios públicos, militantes de partidos de izquierda y derecha, etc., llegaban a nuestro país a estudiar el fenómeno del obradorismo.
Todo esto sucedía mientras la oposición desconocía la dimensión de los cambios y la trascendencia de la transformación. Se trataba de observar cómo se realizaba una revolución sin disparar un solo tiro ni romper un vidrio.
Los especialistas en política estaban convencidos de las profundas raíces sociales del sistema político que practicó el obradorismo, convencidos de que no empezó todo con un triunfo en las urnas sino que este proceso electoral simplemente consolidaba un movimiento.
La inadaptación al presente obliga a algunos a no darse cuenta de lo que sucede, por la necia costumbre de pensar que todo tiempo pasado fue mejor.
Convencidos de esta raigambre popular y motivados por conocer a profundidad y con seriedad la política contemporánea, pasaron semanas, meses y años, viendo el desarrollo del país, en términos reales, llama la atención del mundo.
El peso es de las monedas más sólidas del mundo antes tenían que defenderlo como perros su valuación.
En México, todavía y a pesar de todo, hay quienes consideran que se trata de un cambio de gobierno más, y que tanto Andrés Manuel como Claudia Sheinbaum son un presidente más, sin mayor importancia.
La aceptación de Claudia fuera de México es mayor que dentro del país; sin embargo, a nivel doméstico no es poca su popularidad y esto también convoca, incluso involuntariamente, a especialistas, de todo el mundo, a conocer su política.
Ahora no sólo quiere estudiarse el gobierno del movimiento de Morena, sino que empieza a ser aplicado en otros países, adaptando circunstancias de diferentes países porque han visto resultados que transforman en favor de la mayoría, el nivel de vida de las capas sociales más vulnerables.
En algunas universidades de Europa el obradorismo, Morena o 4T, según el caso, están a punto de convertirse en materia de estudio de postgrado, pero para la oposición en México, simplemente es un gobierno que les arrebató sus privilegios y a los periodistas su chayote. Por eso más de un medio mexicano oculta la noticia de este proceso de investigación de especialistas extranjeros en México.
Esta atracción de los especialistas en política, es decir, de quienes sí saben, ni siquiera mueve a una autocrítica de la oposición mexicana que se preocupa más por ocultar las simpatías del gobierno en el planeta que reflexionar sobre su efectividad o ineficacia.
México nunca había tenido una oposición tan irracional, también es cierto que nunca había estado la derecha en la oposición. Muchos grupos y partidos descubrieron que eran de derecha luego del triunfo de Morena. Su evidente falta de cultura política, histórica, incluso la fragilidad en la memoria, obligan a los grupúsculos que ahora se desintegran progresivamente, los esterilizan como fuerza social.
Poco se sabe del turismo que viene a estudiar a la 4T, de los expertos, que quieren ser testigos de un proceso político que camina al ritmo de la pobreza y no de la riqueza, porque un país rico no es el que tiene más gente pudiente sino el que tiene menos pobres.

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