El exvicepresidente de la FIFA, Jack Warner, ganó una batalla legal de más de una década para evitar su extradición a Estados Unidos, donde enfrenta acusaciones de corrupción y crimen organizado.
El alto tribunal de Trinidad y Tobago dictaminó de manera definitiva que Warner no será extraditado a Estados Unidos, al considerar que los procedimientos son inválidos por la ausencia de un acuerdo formal de extradición entre ambos países. Esta decisión pone fin a un proceso legal que comenzó en 2015.
Warner fue uno de los 14 directivos de fútbol acusados por las autoridades estadounidenses en un caso de 47 cargos relacionados con sobornos y crimen organizado. Desde entonces, el dirigente trinitario había librado una larga batalla judicial que incluyó la intervención del Comité Judicial del Consejo Privado en Londres, máxima instancia de Trinidad y Tobago.
En noviembre de 2022, dicho tribunal en Londres había desestimado la apelación de Warner, lo que parecía facilitar el camino para su entrega a Estados Unidos. Sin embargo, el 12 de septiembre de este año, sus abogados argumentaron que no existía un tratado formal de extradición entre ambos países, lo que invalidaba el proceso. La jueza Karen Reid dio la razón a la defensa.
Tras el fallo, Warner declaró a la agencia AP sentirse reivindicado, aunque lamentó los daños sufridos a su reputación: “Mi vida puede comenzar de nuevo ahora, pero es diez años demasiado tarde”. El exdirigente fue expulsado de la FIFA en 2011 tras un escándalo de sobornos, aunque siempre ha negado los señalamientos en su contra.
El exvicepresidente de la FIFA también ha sido acusado de recibir cinco millones de dólares en sobornos para favorecer la candidatura de Rusia como sede de la Copa Mundial de 2018. Además de su papel en el fútbol, Warner se desempeñó también como ministro de gobierno y parlamentario en Trinidad y Tobago, donde aún enfrenta cuestionamientos por su legado político y deportivo.
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