El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confrontó públicamente a la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, sobre la situación nuclear de Irán. Durante un viaje de regreso a Washington desde la cumbre del G7 en Canadá, Trump contradijo la evaluación de Gabbard, quien afirmó que Irán no estaba construyendo un arma nuclear.

Trump, al rechazar su opinión, se alineó con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien justificó ataques aéreos recientes contra objetivos iraníes. “Creo que están muy cerca de tener una cabeza nuclear”, declaró Trump.
Cuando se le informó que Gabbard había dicho ante el Congreso que las agencias de inteligencia no creían que Irán estuviera trabajando en un programa nuclear, Trump respondió: “No me importa lo que ella haya dicho. Creo que estaban muy cerca de tener una”.
Estos comentarios evocaron los enfrentamientos previos de Trump con las agencias de espionaje durante su primer mandato. En ese tiempo, Trump desautorizó frecuentemente las evaluaciones de inteligencia, incluyendo la interferencia rusa en las elecciones de 2016.
Irán ha negado estar desarrollando armas nucleares y sostiene que su programa de enriquecimiento de uranio tiene fines pacíficos. Sin embargo, expertos de inteligencia sugieren que podría llevar hasta tres años a Irán construir una cabeza nuclear operativa.
A pesar de las afirmaciones de Gabbard, algunos analistas creen que Irán podría tener la capacidad de desarrollar un dispositivo nuclear en un plazo más corto. Esta situación plantea serias preocupaciones sobre la seguridad en la región y la política exterior de Estados Unidos.

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