La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) volvió a tomar las calles de la Ciudad de México. En esta ocasión, bloquearon Paseo de la Reforma e Insurgentes durante casi cinco horas. Aunque los maestros afirman que sus acciones son necesarias para exigir un diálogo con el gobierno, muchos cuestionan la efectividad de sus métodos.

Durante la jornada, los docentes comenzaron en Palacio Nacional. Allí, realizaron un acordonamiento y ofrecieron una conferencia de prensa. Posteriormente, llevaron a cabo los bloqueos que complicaron gravemente el tráfico en la capital. Sin embargo, al final del día, los maestros decidieron regresar a su campamento en el Zócalo.
A las 3 de la tarde, comenzaron a recoger sus pertenencias. Su esperanza es recibir respuestas de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. No obstante, este regreso a la normalidad es solo temporal. Las protestas continúan sin resultados concretos.
Mientras tanto, la Policía retiró las cintas amarillas que impedían el paso a los transeúntes. Esto permitió que el tráfico fluyera nuevamente. Sin embargo, los bloqueos de la CNTE han causado frustración entre automovilistas y residentes. Estos ciudadanos ven cómo sus actividades diarias se ven interrumpidas constantemente.
Las demandas de la CNTE incluyen la abrogación de la Reforma Educativa y un aumento salarial del 100%. Sin embargo, muchas personas se preguntan por qué no se buscan métodos menos disruptivos para expresar sus demandas. Las acciones de la CNTE tienden a polarizar la opinión pública, lo que puede deslegitimar su causa.
La continuidad de bloqueos y protestas de esta magnitud afecta no solo a los servicios públicos, sino también la propia imagen de la CNTE frente a la sociedad. La negociación debe ser el camino, pero requiere un compromiso real para abordar sus demandas sin interrumpir la vida de los demás.

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