Seguimos en el periodo vacacional de la cuaresma o vaya usted a saber por qué el calendario de la SEP se toma estos días libres. Quizá apelan a la tradición judeocristiana o se apegan a una de las fiestas más grandes del catolicismo, eso no lo voy a discutir porque bien les hace a los estudiantes y a los profesores este descanso, aunque sólo sea para la educación básica. En lo que respecta a la educación superior o las empresas, pocos son los lugares que toman estos días y los contrastes son interesantes, les brindo aquí algunas observaciones.
Desde hace tiempo en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) sólo se toman el llamado jueves y viernes santo, es la institución que conozco a profundidad y me parece buenísimo que, por ejemplo, su CENDI tenga los mismos periodos vacacionales para que los papás puedan tener la seguridad de que sus hijos estarán ahí. La UAM es un espacio amable con los niños porque en varios espacios laborales a las mamás y papás no les permiten que los niños asistan con sus padres. En la UAM Xochimilco existe un programa de servicio social atendido principalmente por colegas de psicología que se encarga de realizar actividades para niños de primaria, una vez que salen de la escuela llegan a las instalaciones de la universidad y pueden estar ahí hasta las tres de la tarde.
El pasado fin de semana tuve que ir a buscar unos materiales a Buenavista, por cuestiones de tiempo entramos a comer en El Portón que está enfrente de Fórum Buenavista. Nos asignaron un lugar y en la mesa contigua estaba un niño, con ropa muy cómoda, los tenis arrumbados, un celular acomodado en un pedestal para verlo bien; en la mesa un vaso con poco jugo, un plato de sopa, unos totopos y sólo. La imagen me llamó la atención, me angustiaba un poco verlo sin compañía, hasta que de pronto, una mesera se acercó al niño le dijo que terminara su sopa y que después de ello podía ir a los juegos del restaurante. Era el hijo de la chica, de vez en cuando, la mesera que atendía nuestra mesa, apoyaba a la mamá del niño para permitirle trabajar, un acto de solidaridad con la madre. Para las mamás, sobre todo, es complicado que puedan llevar a sus hijos al trabajo, así que habla bien del restaurante que permitan a la señora tener a su niño cerca.
Si bien esta semana estuve en la Ciudad de México, la llamada semana mayor fui a visitar a unos amigos en la Ciudad de Querétaro. Estuvimos pocos días, pero aprovechamos para pasear y en una avenida principal nos detuvimos a comprar raspados en un tradicional puesto callejero. Aunque su estética no es la misma que la que vivimos en la CDMX, primero una mesa plegable, afuera de un restaurante amplio, unos vitroleros pequeños con sabores especiales, un tanto gourmet, comimos el raspado de ciruela amarilla. No había un cubo de hielo gigante, eran cubitos de hielo que sacaban de una hielera de plástico y para trozarlo el señor usaba una máquina que lo escarchaba en segundos, todo muy sofisticado. También el vendedor correspondía a una estética distinta, un señor alto, canoso, ojo claro, con vestimenta casual, muy bien planchado.
Como es costumbre uno platica con el vendedor sobre la cantidad de gente y lo sorprendente fueron los comentarios del señor. Nos dijo que las ventas estaban muy bajas, incluso en el restaurante, que la gente estaba asustadísima por la fuerte recesión que se aproximaba y eso se notaba en lo vació que estaba la ciudad, que para un periodo vacacional era imposible creer que no hubiera nadie en la calle. Su observación era cierta, las calles estaban casi solas el lunes pasado y tanto el transporte como los comercios estaban vacíos, muy poca gente.
El comentario del señor fue muy cargado de emoción, su tono alarmado nos llamó la atención. No es que nuestro grupo crea que no va a haber un periodo económico de inestabilidad, pero cuando reflexionamos sobre la perspectiva del señor nos parecía errónea su evaluación. Lo que concluimos que la gente no estaba, porque ya habían salido de vacaciones y eso lo comprobamos cuando regresamos, pues el ingreso a Querétaro estaba terrible, a vuelta de rueda desde Tepotzotlán. También nos sorprendió y agradecimos haber llegado a CDMX antes del domingo, pues las imágenes de las carreteras eran impresionantes.
Otra observación de este periodo vacacional fue que el remate de libros del Monumento a la Revolución estuvo impresionante, muchos puestos, mucha gente de todas las edades y muchas compras. Pudimos observar que buena parte de las personas que asistieron al evento salieron con libros, yo sólo iba a ver, pero regresé con regalos para todo mundo, la variedad y los precios eran buenísimos.
¿Ustedes qué piensan sobre el periodo vacacional? ¿Los mexicanos tienen miedo y están guardados o los vacacionistas llenaron las ciudades turísticas? Cualquiera que sea su respuesta yo veo que la gente permanece tranquila, hay cierta confianza de que la guerra comercial se estabilice. Por lo menos esa es mi perspectiva, no va a soportar tanto Estados unidos, ni su economía, ni su gente.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios