Hace poco más de una semana supe que se le detectó un tumor maligno junto a la angina derecha a un hombre de 70 años en el IMSS de Tabasco. Él había referido un dolor en esa región hace un poco más de un mes a los doctores, pero ellos no veían nada y tampoco estudiaron el síntoma. Simplemente lo soslayaron.
El tumor está en una zona que lo hace inoperable porque está junto a la carótida interna, así que la cura que lo sanará, es la terapia de radiación unida a la quimioterapia.
Aquí aparece el terror, desde hace más de dos años, el único aparato de radioterapia estaba en una instalación del ISSET, ni el IMSS, el ISSSTE, o los hospitales de 3er nivel, Juan Graham Casasús, o el Gustavo Rovirosa, fisponen de un equipo así. No existe la posibilidad de dar terapia de radiación en Tabasco, así que los médicos optan por la quimioterapia nada más, lo que resulta en que no se logre la recuperación de los pacientes.
Existen centros especializados en otros estados, pero como se trata del IMSS-BIENESTAR, no reciben pacientes que sí tienen la llamada “seguridad social”, vengan de dónde vengan y las otras instituciones prefieren no pagar los viáticos para que sus pacientes puedan ir por la cura que les da esperanza de vida más larga y con salud, esas instituciones prefieren la muerte de sus derechohabientes.
Hay que dejar claro que no son los médicos, es evidente ver lo doloroso y frustrante que resulta para los ellos carecer de más recursos terapéuticos y de menos tiempo entre consultas para atender correctamente a sus enfermos. Es de terror real y verdadero.
¿Qué dirán Zoe Robledo, Martí Batres, Javier May y la mismísima y bienamada Claudia Sheinbaum respecto a esta horrenda situación? En esta columna hemos venido denunciando esta situación desde hace varios meses y no parece haber ninguna escucha en ninguna parte para resolver esta fea trama de terror que cuesta vidas a diario y mucho sufrimiento y dolor a más familias tabasqueñas de lo tolerable. Es algo que debe terminar de inmediato, o la 4T ha sido un gran engaño.
Ya el propio Tabasco Hoy consigna en su edición del 4 de febrero que en Tabasco hay 63 muertes por cáncer por cada 100 mil habitantes, lo que resulta una cifra alarmante y se convierte en criminal porque seguramente muchas de las familias que han tenido que sufrir una pérdida tan dolorosa y terrible, no tuvieron recursos para movilizar a su enfermo a otro estado en el que si hubiera todos los recursos para atenderlo y eventualmente curarlo.
La seguridad en Tabasco está mejorando de manera palpable, aunque sigue habiendo algunas zonas en las que los brotes de violencia resultan dolorosos y alarmantes. Es frecuente ver camionetas de la Guardia Nacional con elementos bien armados movilizarse para controlar algunas zonas importantes, al mismo tiempo la Marina Armada de México también se hace visible lo mismo que el Ejército. Está claro que todo esto tiene un alto costo, porque su presencia, tan necesaria y útil, que se agradece, debe representar costos altos para el erario público, pero no se puede soslayar que el sistema de salud en Tabasco cada vez es peor y debo aclarar que ocurre muy a pesar de los esfuerzos titánicos que hace la mayoría del personal que lo conforma.
Los datos concretos del paciente cuya situación estoy narrando, no pueden ser publicados porque su vida estaría en grave riesgo y aunque posiblemente ya lo esté, la prudencia cabe en quien teclea estas letras.
La exigencia que como humilde opinador, que cree en la Cuarta Transformación tengo, y que por ser crítico y comprometido, no puedo callar, además de que me obliga la gratitud con el espacio que tengo el privilegio de usar, es preciso denunciar con fuerza y veracidad la historia de terror que vive el sistema de salud en Tabasco. Ojalá que el grito desesperado llegue a tiempo al oído necesario para que la situación tan dolorosa y terrible deje de ocurrir.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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