La reciente imposición de aranceles del 25% a productos de México y Canadá por parte del gobierno de Estados Unidos ha generado preocupación en el sector empresarial. De acuerdo con líderes comerciales, la medida podría afectar el crecimiento económico, elevar los costos de producción y debilitar la cadena de suministro en Norteamérica.
La Cámara de Comercio de Estados Unidos expresó su desacuerdo con la decisión de la administración de Donald Trump, argumentando que este incremento en los costos comerciales afectará directamente a las empresas, obligándolas a subir sus precios o enfrentar dificultades financieras.
“Los consumidores estadounidenses serán los más perjudicados por estos aranceles, ya que se traducirán en mayores precios y dificultades económicas”, advirtió la organización.

En 2024, el comercio de bienes entre Estados Unidos y Canadá alcanzó un valor de 762,100 millones de dólares, mientras que con México la cifra llegó a 839,900 millones. Además, ambos países desempeñan un papel clave en la generación de aproximadamente 13 millones de empleos en territorio estadounidense.
Neil Bradley, director de Políticas de la Cámara de Comercio, enfatizó que las empresas y familias en Estados Unidos ya enfrentan altos costos de vida, y que esta nueva carga económica solo agravará la situación.

En México, la American Chamber (Amcham) también expresó su preocupación, advirtiendo que los aranceles podrían afectar el modelo de coproducción que ha permitido fortalecer la economía de la región durante más de tres décadas. Según la organización, la principal consecuencia de esta política será el fortalecimiento de competidores globales como China.
Por su parte, la Cámara de Comercio Internacional (ICC) advirtió que la medida podría desencadenar represalias comerciales y provocar una escalada de proteccionismo a nivel mundial, lo que terminaría afectando la estabilidad económica global.
Además del posible aumento en los precios al consumidor, los empresarios advierten sobre otros efectos negativos, como el incremento en los costos de producción, la reducción de empleos y el riesgo de que algunas compañías reubiquen sus operaciones fuera de la región.
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