Este martes, Colombia recibió a un grupo de 210 migrantes que fueron deportados por Estados Unidos, en medio de una reciente crisis diplomática. Los deportados arribaron en dos vuelos de la Fuerza Aérea Colombiana, uno proveniente de San Diego, California, y otro de El Paso, Texas. Martha Hernández, directora encargada de Migración Colombia, informó que entre los deportados se encontraban 16 menores de edad y que, tras revisar sus antecedentes, se determinó que ninguno tenía órdenes de captura ni antecedentes penales.
La llegada de estos migrantes se produce tras la controversia generada por la negativa del presidente colombiano Gustavo Petro a permitir el aterrizaje en Bogotá de vuelos militares estadounidenses que transportaban a deportados en condiciones que consideró indignas. Los migrantes expresaron que su experiencia durante la deportación fue difícil, ya que habían viajado previamente esposados y con grilletes.
Al llegar a Bogotá, varios deportados manifestaron su alivio por no estar sujetos a cadenas esta vez. Agradecieron al presidente Petro por su intervención en favor de un trato más humano durante el proceso de repatriación. Juan Carlos Gómez, uno de los deportados, señaló que si hubiera más oportunidades laborales en Colombia, no habrían tenido que emigrar.
El gobierno colombiano ha anunciado medidas para ayudar a los deportados en su reintegración, incluyendo créditos en condiciones preferenciales para facilitar su adaptación y reinserción laboral. La llegada de estos migrantes resalta la complejidad de las relaciones entre Colombia y Estados Unidos, especialmente en el contexto de las políticas migratorias actuales.
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