“¡Al diablo con sus instituciones!” ¿Lo recuerdan? Para los más jóvenes o para aquellos que aún no tenían tanto interés en la política (es decir, aquellos que no tenían o no entendían acerca de la conciencia de clases), esa fue la frase lapidaria con la que AMLO señaló, condenó y rechazó a las instituciones encargadas de organizar, contar los votos y dirimir cualquier tipo de controversias que se llegaran a suscitar en las elecciones presidenciales en el año 2006 (y vaya que se suscitaron muchas controversias, por decir lo menos), en las que Felipe Calderón usurpó la presidencia con la ayuda de todo el aparato de estado a manos de Vicente Fox, presidente de aquel entonces.
Estas mismas instituciones, tanto el IFE de aquellos años, ahora INE, como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE), actuaron y siguen actuando con total parcialidad a favor de, con los que en aquel entonces detentaban el poder y ahora para aquellos que se dicen oposición, es decir, quienes deberían actuar con total objetividad, imparcialidad y sujetarse plenamente al marco jurídico vigente, no lo hacen y no sólo no lo hacen, sino que además, buscan de manera, ya de plano muy descarada, minar los logros del movimiento que en su momento logró, por fin y después de dos fraudes, conseguir que AMLO llegara a la presidencia y que hoy buscan a toda costa deslegitimar dicho logro y todo aquello que vislumbre un atisbo de democracia.
Este comportamiento por parte de las supuestas autoridades en materia electoral que, además de ser indebido, reprobable y cínico, actúan, con toda desfachatez como miembros activos de la oposición, ya no guardan apariencias, ya no existe recato, se han convertido en unos simuladores desfachatados de la democracia, aunque se asumen como paladines de la misma.
Sin embargo, sabiendo que todo tiene un génesis, es necesario hacer una pequeña revisión del contexto histórico, no necesariamente desde aquellos años en los que “López quemó pozos petroleros” o del “asesinato de su hermano José Ramón” (mentiras por demás difamatorias y desmentidas categóricamente), no, iremos a la época de cuando fue Jefe de Gobierno del extinto Distrito Federal, del desafuero, el primer intento para impedir que AMLO llegara a la presidencia, hasta su actual desempeño como jefe del Ejecutivo nacional.
Este ejercicio de memoria histórica lo considero de suma importancia debido a que, se viven muchos cambios de paradigmas en la vida pública del país y se vislumbra un cambio generacional en los actores políticos, la lucha será protagonizada por aquellos herederos de la más rancia y conservadora de las políticas, los juniors, y aquellos que hoy están viendo los cambios en la forma de gobernar, y se asumen como responsables de darle continuidad a lo que hoy se está sembrando, es decir, será un enfrentamiento entre conservadores o “neoporfiristas” versus los obradoristas.
Si lo que aquí propongo es entender la importancia y la concepción que tiene AMLO para con todo aquello que se entiende por derecho, cabría primeramente definir en qué consiste dicho derecho.
El derecho es una ciencia práctica que tiene por objeto discernir cual es la conducta adecuada para alcanzar, en una determinada relación, la justicia. Es, en otras palabras, una ciencia práctica que define lo que es justo en las relaciones interhumanas, y especialmente, lo justo en casos concretos. Son ciencias prácticas afines al derecho: la ética, que discierne cuál es la conducta adecuada al bien personal; y la política, que discierne la apropiada al bien común; el hábito intelectual propio de estas ciencias es la prudencia, esto es, el hábito de juzgar acerca de la conducta adecuada a la justicia (jurisprudencia), al bien personal (prudencia ética) y al bien común (prudencia política).
Como todas las ciencias prácticas, el derecho se fundamenta en conocimientos teóricos; para poder hacer el discernimiento de lo justo, el derecho se basa en conocimientos acerca de la naturaleza del ser humano, las características de los actos humanos, de los primeros principios que rigen la conducta humana, de lo que son las relaciones humanas y la vida en sociedad y otros más, que son conocimientos provenientes de ciencias teóricas, principalmente de la antropología filosófica y de la ética general.
Este libro forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. (s.f.). Biblioteca Jurídica Virtual UNAM. Obtenido de https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3329/2.pdf
Con este preámbulo y a través de mis subsiguientes colaboraciones plasmaré de manera objetiva y con datos de fuentes fidedignas, cómo es que AMLO, a pesar de que sus detractores digan lo contrario, es un hombre íntegro y que entiende muy bien e incluso mejor que los juristas, en qué consiste el derecho, para qué son las leyes y sobre todo, por qué es el presidente que más ha hecho por que la ciudadanía se interese y se involucre en los principales ejes que rigen al Estado; gobierno, derecho, economía y política.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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