Respecto al conflicto Monreal vs Adán Augusto, empecemos por preguntar a Claudia Sheinbaum: ¿Qué pinche necesidad hay de utilizar una narrativa suavizante ante un problema de tal magnitud? Estamos hablando de acusaciones directas entre dos de los principales dirigentes del morenismo, (otrora precandidatos a la presidencia de la república), cuya incidencia al interior del movimiento es más que significativa. Por lo tanto, exigir congruencia y dejar en claro que no habrá espacio para la impunidad, debiera de ser la postura de la principal dirigente del partido MORENA.
Sin embargo, Sheinbaum apostó en esta ocasión por la prudencia al señalar que se trata de un “malentendido” aunque queda claro que el pleito lejos está de ser eso: un “malentendido” sino que ambos lados, Monreal y Adán, sabían perfectamente el alcance del señalamiento; entendían perfectamente el grado de afectación que provocaría en el destinatario, soslayando en la percepción que se generaría hacia la opinión pública. Por eso el cuestionamiento principal es: ¿por qué actuar de manera prudente si lo que se pone en riesgo es la credibilidad y, por ende, la legitimidad del movimiento?
No se trata de señalar que un pleito como este involucra a todos los actores de MORENA, una golondrina no hace verano, pero si deja dudas acerca de la honestidad que se pregona y, cuando el rio suena, agua lleva. Luego entonces, lo urgente sería apostar por someter al escrutinio de la honorabilidad a las dirigencias, no solo en cuanto a la Cámara de Senadores o Diputados como fue en este caso, sino en todos los ámbitos de la vida pública en la que ompacta el morenismo.
Claudia Sheinbaum es una mujer de carácter fuerte cuando se trata de defender una postura y tengo plena constancia de su nobleza ante causas que considera justas, pero entre una y otra, jamás ha demostrado ser endeble, por esa razón causa extrañeza que su declaración (al menos la públicamente expresada) no acompañe un rechazo contundente a actos presumiblemente indecorosos. Probablemente en lo privado haya sido clara con ambos actores, pero hoy, de cara a un movimiento que aspira a consolidarse, se requiere de mayor firmeza para que nadie se crea dueño de los destinos de la parte que cree controlar del movimiento.
Por otra parte, parece adecuado que MORENA desde su dirigencia haga énfasis en que las denuncias deben presentarse por la vía institucional cuando existan las pruebas necesarias, pero también resultaría adecuado que el propio partido comience a revisar la manera en que se van designando las posiciones pues ¿Quién en su sano juicio, desconoce que las responsabilidades han sido repartidas bajo un esquema de cuotas que privilegian cacicazgos? Si queda alguna duda de esta práctica, baste con echar una mirada para revisar la enorme lista de privilegios que se concentran en unos cuantos. En pocas palabras, bien la postura de la presidenta de MORENA siempre y cuando no se quede solamente en las declaraciones sin que se tomen acciones urgentes.
En fin, sin tener elementos de verdadero valor para señalar quien miente y quien tiene la razón en este caso Monreal vs Adán Augusto, lo cierto es que no existe tal “malentendido” como señaló la Dra. Sheinbaum, sino un verdadero MAL ENTENDIDO, pues pareciera que no se entendió bien qué es lo que se exige la base y millones de mexicanos al movimiento: RECTITUD.
Alguna vez, el gran Heberto Castillo (que hoy como le haría bien al movimiento y en especial a MORENA), declaró: “Yo le digo a los muchachos: No confíen en sus dirigentes a pie juntillas; vigílenlos todos los días y exíjanles rectitud, exíjanles limpieza. Mientras más tiene la gente que dar, más hay que exigirle, porque la gente preparada, inteligente es la que más obligación tiene. Yo le exijo de manera muy distinta a una persona de alto nivel intelectual y posibilidades de sobrevivencia, que a un obrero o a un campesino. Es más perdonable que un hombre sin recursos falle (porque puede justificarse) a que falle el que lo tiene todo”
Sigamos exigiendo eso que decía el ingeniero: rectitud aunque se enojen.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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