Los factores que integran un golpe de estado blando pueden ser controlables si se previenen a tiempo, como ha sucedido en México, la reforma al poder Judicial fue una de las maneras de descarrilar el golpe; la mayoría calificada, la lealtad en la presidencia de la CNDH, es a toda prueba, así como la armonización con los empresarios, sólo quedó un cabo suelto, que pareciera incontrolable y fuera de toda legalidad que son los medios convencionales de información.
Poder Judicial, Congreso y empresarios parecieran ser indiferentes a la hora de ser convocados por una derecha resentida en México para orquestar y asestar un golpe de Estado.
Desestabilizar a los líderes progresistas podría incluso aproximarse a Palenque, en un alarde de poderío para realizar una venganza, porque a pesar de que ya no ejercen el poder, los verdaderos líderes sociales en América Latina siguen siendo un problema vigente y una derrota electoral latente para la derecha.
Así se muestra el ejemplo de Evo Morales, a quien la Fiscalía de Tarija, al sur de Bolivia, reviven una acusación que data de 2015, contra el ex mandatario por el delito de trata de personas. La policía boliviana intenta convertir a Morales en un prófugo de la justicia, al emitir una alerta migratoria que evitara cualquier intento de fuga.
En México la prensa tradicional no ha dejado de lanzar estrambóticas noticias que no tienen asidero en la verdad y que intentan por todos lados desarticular la coherencia de un proceso de gobierno que tiene que ver con la seguridad, la salud, la economía, la educación, etc. Ante una nueva manera de gobernar, la prensa quiere hacer mella en los eslabones de la cadena que cada una de las actividades del gobierno se realizan con un proceso muy concreto y grandes posibilidades de éxito, de ahí su impulso por sabotearlos desde la mentira.
Las primeras páginas de los diarios que todavía se imprimen en México se llenan de mentiras que se exhiben en los pocos kioscos que quedan en las calles, también forman parte de los titulares de la televisión dedicada a la desinformación y manipulan a una población que cree todo lo que emiten los medios.
En el tema de la libertad de expresión se camina por el filo de la navaja, si se les da libertad absoluta pueden terminar por convencer a un grupo de personas con la suficiente fuerza como para instrumentar el golpe, no por su número sino por sus relaciones con los agentes especializados en las intentonas antidemocráticas.
Por otro lado, si se les coarta el libertinaje actual de información falsa, la simple amonestación basta para señalar al gobierno como un represor enemigo de esa y todas las libertades de los seres humanos, asentados en los derechos que protege la ONU, organismo que discreta, pero de manera contundente, apoya los golpes contra gobiernos progresistas.
La libertad de expresión es, en este momento, la punta de lanza para reorganizar el golpe de Estado en México, fue desarticulado momentáneamente y en parte, con la reforma al Poder Judicial y mientras se recompone la estructura de jueces y magistrados, la prensa hace estragos no sólo contra la verdad y en franco retroceso histórico, sino contra la democracia y la legalidad.
Cada línea desde los medios tradicionales es una posible puñalada a la democracia mexicana, incluso podría envolverse en algún “sesudo” análisis de la derecha, una clave para detenerse, avanzar o actuar respecto al golpe que algunos sectores de la derecha tienen prisa por perpetrar.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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