Los grandes empresarios tienen como misión principal enriquecerse a toda costa, no importa cuánto ni cómo se quiera romantizar con discursos vacíos y superfluos lo contrario, y para lograrlo, ponen en el cargo de director general a las personas más eficaces para ello, que, en el caso de la salud, significa evitar mediante todos los medios que los usuarios de pólizas de seguro que las adquieren, la usen.
Así como a las empresas tabacaleras no les es importa en lo absoluto el cáncer de pulmón y otros daños a la salud que sus productos generan en millones de sus clientes, a las aseguradoras de salud no les importa, sobre todo, la salud de los pacientes. En cambio, el común denominador en ellas es que buscan ganar más dinero.
El caso de Luigi Mangione, ciudadano norteamericano que asesinó a un director de una empresa aseguradora, es paradigmático. El hecho en sí es condenable e injustificable, pero ha provocado gran revuelco a nivel social, sobre todo porque en redes sociales y medios no corporativos ha sido elevada su imagen a nivel de héroe, lo que claramente es una muestra de inconformidad con el estado actual de las cosas, sobre todo en el la sociedad estadounidense.
Para contextualizar la situación en ese país, es importante decir que, según datos del gobierno, mueren unas 60 mil personas al enfermarse de gravedad por no acudir a servicios de salud debido a los altos costos. En la misma línea, 35 millones de personas (un 10% de la población) carecen de seguro médico porque no tienen para pagarlo, pero lo más doloroso a nivel social y de salud pública, es que 100 mil personas mueren por sobredosis de droga, principalmente jóvenes blancos de las grandes ciudades.
Sin duda, esto puede considerarse como una herencia del neoliberalismo depredador que ve en todo una mercancía y posibilidad de hacer negocio. El capitalismo tecno-financiero hoy en boga beneficia cada vez menos a las grandes mayorías y empuja a la gente a la desesperación, como el caso de Mangione, que sufría dolores crónicos de espalda y enfrentó argucias legales que le impidieron recibir la atención que necesitaba, generando resentimiento mal enfocado.
Por eso, a los que solo hablan de recortes y desregulación hay que enfrentarlos con valentía. En España, Ayuso, la presidenta del gobierno de la comunidad de Madrid, ha beneficiado a hospitales privados en detrimento de la salud pública; en Argentina, un loco con motosierra se vanagloria de recortar como nunca el presupuesto, afectando a sectores vulnerables; y en Estados Unidos, el recién ungido presidente, Donald Trump, amenaza con ser el más despiadado de todos los neoliberales.
En el caso de México, no podemos permitir que este discurso contamine el pensamiento humanista y popular que ha implantado la 4T, cuyo propósito es ofrecer salud y medicamentos a todos. Queda mucho por mejorar, queda claro, pero jamás el camino debe ser la privatización.
¡Viva la salud pública, gratuita y de calidad!
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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