Luego de seis años de ser oposición, como nunca antes lo había sido, el PRI y el PAN, todavía no muestran sus objetivos políticos, los cuales, de existir, se hubieran frustrado a lo largo de este lapso pero hubieran sucumbido igualmente ante los resultados electorales del pasado 2 de junio.
Buena parte de los votos negados a la oposición se debieron a la falta de propuestas, las cuales nunca fueron más allá de la intención de derrocar a la Cuarta transformación a golpe de insultos y gritos en el Congreso.
La oposición está tan débil en México que debió echar manos de entes auxiliares, no sólo en lo político sino en lo económico y ejemplo más claro es la agrupación mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad que encabeza el mismo Mecenas que unificó a la oposición, cuyos intentos eran similares a los partidos que comanda, es decir, sin más proyecto que derrocar a la 4T.
La tarea aparentemente altruista de Mexicanos contra la Corrupción tenía significados políticos aunque aparentaba ser una especie de agencia noticiosa que realizaba periodismo de investigación, nunca desprovisto de consignas y blancos preciso, más similar a una célula terrorista o golpísta que una asociación civil.
Por si fuera poco, sus ingresos no sólo provenían de socios y amigos de la generosidad a favor de los grupos vulnerables, sino de empresarios “afectados” por las disposiciones del gobierno de la 4T, como la obligatoriedad de pagar impuestos.
Los grupos de apoyo a la oposición no se limitaban a fundaciones bajo el mando de Claudio X. González, a cuyos integrantes llamarían a la mitad del sexenio “la sociedad civil” por necesidades de quórum en las marchas, también pueden contarse en esta embestida los medios d comunicación convencionales como Televisa, TV Azteca y diarios de viejo cuño. A éstos se sumarían otros más radicales y con propuestas “informativas” muy definidas como Atýpical y Latinus.
Esto sin contar una constante y millonaria ayuda de Estados Unidos, que creció considerablemente en los últimos años de mandato del presidente López Obrador.
Luego de todos esos esfuerzos empresariales, riesgos financieros, pagos de salarios millonarios deberían peguntarse por lo que lograron y la respuesta es la misma que la de los partidos opositores: nada.
El clero en general y en especial la CEM mantuvo un ritmo constante de trabajo político a pesar de que se los prohíbe la Constitución en su artículo 130, pero con los mismos resultados, y gozando de la misma impunidad que el resto de estos grupos que se cobijaron en la libertad de empresa, en la libertad de expresión, de culto religioso, etc.
Seis años de esfuerzos infructuosos exigen un cambio de estrategia en la que ninguno de ellos ha pensado, sólo toman en cuenta la radicalización de posturas y la intensidad de las acciones, incluyendo la violencia. En México la oposición conservadora se divide entre quienes quieren transformación dentro de la derecha, incluyendo a toda esta pléyade de personajes y los que sólo piden radicalizar posturas.
La derecha internacional, fusionada en estos casos con la ultraderecha, está atenta a prestar ayuda, de todo tipo para desestabilizar al gobierno de México que está por comenzar. El apoyo internacional tiene que ver desde una guerra sucia de declaraciones hasta una guerra real que irrumpa a sangre y fuego en la estabilidad actual.
El gran enemigo de estos propósitos es, como debe suponerse, el pueblo. Si algo ha detenido o aplazado una escalada más violenta al estilo de María Corina en Venezuela, es la cantidad de mexicanos que apoya al actual gobierno. Barrera que contiene no sólo a la oposición sino a la influencia de la derecha.
Si se permite una sola concesión a la oposición, por mínima que sea, se está dando permiso para que tienda puentes a la invasión, desestabilización, intromisión, de la derecha golpista que desdeña la democracia.
Si es el pueblo el que mantiene la estabilidad política, debe ser el pueblo el que en realidad tenga el mando, de otra manera el número de votos a favor de la 4T, suficientes para evitar un golpe de Estado, podría disminuir en lugar de crecer, en orden y en las urnas.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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