Más de un mexicano que votó por la derecha hubiera escogido el abstencionismo luego de ver la conducta de los opositores, empezando por la candidata que olvidó su identidad, su vestimenta tradicional, su amor por México y su coherencia.
La desesperación por demostrar que la mayoría no votó para que el Legislativo mexicano se convierta en un Congreso Constitucionalista, por regatear triunfos sin trascendencia, por insultar como argumento de impugnación, por contradecirse en su política y mostrar esa angustia de la agonía que aseguran no existe.
Morena es un partido que puede cambiar la Constitución en el momento que quieran. De hecho, se habla de una transformación muy importante y sustancian en la Constitución de la Ciudad de México, en cuyo Congreso también tienen mayoría suficiente para hacerlo.
Después de un mes de las elecciones la oposición no ha dejado claro lo que va a hacer. Todos hablan de la creación de partidos políticos nuevos, como si se tratara de sólo un trámite, pueden contar con dinero de dentro y fuera de nuestro territorio pero no con el tiempo que se requiera para reunir los estrictos requisitos de la formación de partidos y la rígida supervisión del INE, que, al mismo tiempo puedan convencer de su utilidad a quienes ya se decepcionaron de ellos precisamente al ver su incapacidad para asimilar la derrota.
La derrota no creó rechazo a la derecha como la actitud de los conservadores frente a la derrota. Las campañas fueron lo más sólido de una oposición que tomaba la tribuna como callejón de peleas. Pero lo peor vino con la derrota. Para empezar, mostraron ingenuidad al creer que podían ganar, pero sobre esa falsa premisa construyeron un mundo irreal que les estalló en las manos como una pompa de jabón, haciéndolos conscientes de su fragilidad. Una fragilidad que nunca pensaron padecer aunque fuera tan real como su propia decadencia.
Intentos de nuevos partidos conservadores ha habido muchos. Desde Elba Esther Gordillo hasta Margarita Zavala, saben que no es cuestión de dinero sino de apoyo social y de ese adolecen cada día más, porque la gente inconforme con el actual régimen preferirá el abstencionismo y la indiferencia electoral a la afiliación a partidos sin rumbo ni orientación ideológica.
Imposible construir un partido sin más antecedente ideológico que el odio hacia quien gobierna. Un odio gratuito en la mayoría de los casos, poco puede abonar a un organismo competitivo en las elecciones. En México han muerto muchas organizaciones políticas antes de nacer. Se requiere, obvio resulta decirlo, un liderazgo que cohesione no sólo la inconformidad ni un objetivo común, por lo menos uno, además de la idea de sacar a Morena del poder.
Los inconformes ex opositores sin partido, carecen de líderes. Si no tuvieron candidatos menos pueden contar con un líder que pueda reunir gente alrededor de una idea política inexistente.
La muestra de este rechazo lo mostraron en Querétaro ante en el abucheo contra el gobernador panista Mauricio Kuri, nacido en Orizaba, Veracruz, en un evento oficial, en un estado eminentemente panista y con un alto porcentaje de aceptación popular, con una población mayoritariamente conservadora.
Creen que los asistentes a las marchas pueden convertirse en militantes, cuando lo único que los movió de su confort fue el odio, y, ante la conducta mostrada ante la derrota, sus pocas inquietudes partidistas obligaron sus improvisados dirigentes a abortarlas.
La masa amorfa de las marchas rosas, son individualidades inconexas, aisladas, egoístas, que no suman, al contrario, se pelean entre sus integrantes, como podemos apreciarlo en el interior de los partidos políticos derrotados.
Buena parte de quienes marcharon están arrepentidos de haber apoyado a personajes como la candidata o los preceptos de un INE que les dio la espalda, o un Poder Judicial que sólo procura el bienestar de su cúpula. Las asambleas, distribución de simpatizantes en el país, las firmas, etc. no sólo son un reto son un obstáculo la gente no quiere saber nada de los opositores que convirtieron sus partidos en clubes de plañideras.
No hay insumos para un partido político conservador, es decir, si se suman los participantes de esas marchas en el país, no llegan a dos millones, sin tomar en cuenta la correspondiente decepción que se mostrará en el número de participantes en la marcha que se anuncia para impedir la mayoría calificada de Morena en el legítimo Congreso Constituyente.
Saben que la ley cobija a este Congreso Constituyente, que no hay sobrerrepresentación, lo que hay es ausencia de liderazgo, ideas, objetivos, programas, proyectos de una oposición que ya mostró su falta de rumbo.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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