666: EL NUMERO DE LA BESTIA

Opinión de Moss Rubgar

En asuntos de religión o mejor dicho de la fe, se habla bastante acerca del misterioso 666 o número de la bestia, que hace referencia al antiCristo, y que a sus vez se refiere al sello que llevan los seguidores del mismo; en conjunto este ente y sus adeptos, tienen como objetivo estar en contra de todo lo bueno, lo verdadero y de todo lo que edifique algo para mejorar o salvaguardar a un pueblo.

Bueno; En resumen hoy le daremos un punto de vista análogo visto desde la política en México y en algunos países con el mismo fenómeno.

Podríamos comenzar mencionando a LOS PODERES FÁCTICOS o grupos de presión en contra del actual gobierno, por principio de cuentas vayamos a leer el concepto de esto.

El concepto de poderes fácticos se ha utilizado cada vez más en el ámbito político latinoamericano para hacer referencia a aquellos actores caracterizados por una alta capacidad de influencia en diversos sectores de la vida social. En México, la designación se utilizó para referirse a Televisa y sus aliados, en el contexto de la discusión de la llamada “Legislación de Medios”, debatida entre noviembre de 2005 y marzo de 2006, pero podríamos ampliar este grupo para entender mejor quiénes son; en este grupo operan principalmente personas con gran influencia, consecuencia de poseer un poder económico impresionante, por ejemplo “el empresario y filántropo” Claudio X Gonzalea junto con Gustavo de Hoyos Walter, que en la mayoría de los casos, su fortuna de procedencia de negocios ilícitos (corrupción, lavado de dinero, evasión de impuestos, etc), también opera la iglesia o sectas, como por ejemplo el Opus Dei y el Yunque, uno de los cuales formaba parte el expresidente Vicente Fox; por otro lado están la mayoría de los medios tradicionales y digitales, como es el caso de LATINUS , que tiene como actor principal al “periodista” Carlos Loret de Mola, el cual es auspiciado por familia de Roberto Madrazo , tal medio es usado para mentir, difundir verdades a medias, distorsionar la verdad y dar noticias fuera de contexto, ya que uno de sus objetivos es el de ejercer presión en contra de personajes políticos y desestabilizar gobiernos a cambio de grandes cantidades de dinero (corrupción).

Pero hoy también mencionaremos al INE y sus principales actores que son ; Lorenzo Córdoba y Ciro Murayama, que pareciera increíble, pero forman parte de los poderes fécticos, ya que fue instaurado por los neoliberales con un sistema que trabaja a su beneficio y complacencia hasta el día de hoy, ¡por eso es tan urgente e importante una reforma electoral!

OPERACIÓN E INFLUENCIA

Su influencia denota carencias políticas, vacíos jurídicos y penurias culturales, identificando especialmente la preponderancia ideológica de las televisoras privadas.

Hoy, la mayoría sabemos de qué se habla cuando alguien menciona a los poderes fácticos, pero su definición a menudo es insuficiente, escurridiza casi. Los poderes fácticos exceden los límites del Estado, su influencia la ejercen precisamente para desplegar sus intereses más allá del interés legítimo que representan o debieran representar las instituciones políticas, se manifiestan por cauces a menudo informales e incluso extralegales, quebrantan cartabones legales y políticos, son incómodos tanto para los gobernantes como para los estudiosos, irritan a los juristas porque atropellan la disciplina de los sistemas legales, importunan a los politólogos cuando se brincan las trancas de los regímenes políticos tradicionales. Ninguna definición los comprende a todos porque los poderes fácticos son, valga la redundancia, manifestaciones de hecho; surgen más allá de las concepciones teóricas y las desbordan, se imponen por la fuerza de la realidad a la cual intentan modelar según sus conveniencias.

Los poderes fácticos debilitan y en ocasiones incluso anulan la capacidad del Estado para garantizar el interés de los ciudadanos. Los límites que en atención a ese interés y que para salvaguardarse a sí mismo impone el poder estatal, resultan estorbosos para los propios poderes fácticos. Trátese de corporaciones eclesiásticas ávidas de influir en decisiones políticas, grupos empresariales afectados por las regulaciones estatales o medios de comunicación cuyos propietarios acaparan el espacio público, los poderes fácticos regatean autoridad a las instituciones estatales cuando no funcionan de acuerdo con sus intereses. En otros casos, se trata de fuerzas delincuenciales, como las del narcotráfico, que directamente tratan de quebrar o paralizar la capacidad del Estado para hacer cumplir las leyes.

¡Un abrazo y nos vemos en la próxima !

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