11 de septiembre: el día que lloró todo un continente

50 años han pasado de aquella mañana en el país sureño de Chile que marcó todo un hito en la historia reciente de América Latina y del mundo. Era un golpe de Estado brutal a un gobierno socialista que había llegado al poder bajo las reglas de las elecciones democrático-burguesas, instaurando una de las dictaduras militares más sangrientas de la época.

Guerra fría

Eran tiempos de guerra fría, el mundo se debatía entre la revolución mundial y  mantener las desigualdades sociales bajo el capitalismo. En ese escenario aparecía el bloque capitalista integrado por la OTAN (dirigido por los Estados Unidos de América) y aliados contra el bloque socialista constituido por el Pacto de Varsovia (liderado por la Unión Soviética y China).

En este juego geopolítico se dan muchos movimientos armados en todo el siglo XX influenciados por la revolución de octubre en Rusia (1917) que crean muchas revoluciones pero también generan muchas represiones brutales de parte de los gobiernos derecha y producen regímenes fascistas que violentan los derechos humanos.

Unidad popular

En ese contexto, llega a la presidencia en 1970 Salvador Allende mediante la vía “pacífica” en las urnas. Era un presidente de una gran coalición de partidos de izquierda que buscaba instaurar un socialismo paulatino sin caer en cambios tan estrepitosos. Era natural ello ya que al llegar por esa vía se debe negociar y tomar en cuenta los otros poderes, sobre todo el económico.

Aun así logró en tan poco tiempo nacionalizar el cobre y profundizar la reforma agraria, además de otras medidas en favor de la clase trabajadora chilena. Hechos suficientes para enfurecer a Estados Unidos y a las clases ricas de Chile que buscaron de muchas formas destruir a su gobierno.

Desde el boicot en muchos elementos que necesitaba importar Chile para poder funcionar su economía hasta paros de gremios de camioneros que buscan asfixiar al gobierno de Allende. También existían actos terroristas de sabotaje generados por grupos de extrema derecha que buscaban infundir miedo en la población y desestabilizar políticamente.

Neoliberalismo de muerte

El terreno estaba puesto para el 11 de septiembre de 1973 cuando llegó el golpe de Estado con la traición del verdugo Augusto Pinochet que se convirtió en el gran villano de esta historia. El ejército se rebelaba por segunda ocasión (la primera fue infructuosa) contra Allende y lo asesinaba después de unas horas de combate.

Se instauraba la dictadura militar que traería un régimen de terror absoluto, cientos de lugares de detención arbitraria, miles de personas torturadas, desaparecidas y asesinadas. Todas ellas inocentes víctimas de esta masacre sinsentido que tomaba la lucha contra el comunismo como su bandera y justificación para sus atrocidades.

La operación Cóndor trajo muchas dictaduras militares en Latinoamérica para mantener los intereses de Estados Unidos y de las oligarquías locales, la chilena no fue la primera ni la última pero si fue la pionera donde los Chicago Boys usaron como laboratorio para colocar el primer régimen neoliberal del planeta.

Es decir, la profundización del capitalismo voraz que trae el incremento de las desigualdades sociales llegó irónicamente –o no tanto- con una dictadura militar sangrienta. Las ideas de libertad de mercado y privatización de todo se cimentaban en los cadáveres de miles de personas inocentes. El sistema capitalista mostraba su real cara.

Memoria histórica

Ha pasado medio siglo de este suceso, lo mínimo que podemos hacer es comprender esos procesos históricos y la actualidad de los mismos ya que la derecha cuando se siente amenazada es capaz de implementar el más cruento fascismo para mantener todos sus privilegios.

Nuestra tarea es continuar organizados para impedir que vuelvan a ocurrir esos hechos atroces. La memoria histórica duele, el golpe de Estado de Chile es una herida abierta y profunda que jamás se va a borrar, pero que debemos luchar porque no vuelva a ocurrir algo así, de nosotras y de nosotros depende.

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